La Casa Llagostera se convertirá en un inmueble con un piso más que los tres y planta baja con los que fue erigida e incorporará un inmueble al número 21 de la calle Mayor para convertirse en un edificio de viviendas con bajos comerciales.
Para cuya construcción el Ayuntamiento ha autorizado el vaciado completo “siempre que se justifique mediante un informe qué elementos de la escalera y del resto de la estructura se pueden y no se pueden conservar”, según explicó el concejal de urbanismo Joaquín Segado.
El Gobierno municipal autorizó la completa demolición interior, siempre que se asegure la conservación de la fachada, de gran valor artístico y que cuenta con la máxima protección municipal. En cuanto a los elementos interiores, “deberán desmontarse, conservarse y reponerse posteriormente en la estructura de nueva ejecución, todos aquellos cuya eliminación no se justifique”, según Segado. En la práctica, esto supone acabar con la toda la fisonomía original del inmueble y también con su parte trasera, que da al número 16 de la Plaza del Rey, frente al bar ‘La otra casa’.
El plan especial revisado ayer y que aprobará el pleno municipal del próximo lunes permitirá a los propietarios incrementar hasta cuatro los tres pisos actuales, aunque la última planta deberá ser retranqueada para no modificar visualmente la fachada. El inmueble anexo, cuya zona delantera no tiene valor, podrá ser derribado en su integridad. La autorización municipal incluye dar la posibilidad de construir dos plantas de aparcamiento bajo tierra y autoriza la obra para dar salida a los vehículos estacionados allí a través de la mencionada replazeta de la Plaza del Rey. Por lo que respecta a los bajos, también se autoriza su uso comercial por medio de subarrendamiento. En la actualidad uno de ellos -el de la Casa Llagostera- se encuentra en desuso desde que cerró el Gran Bar. El otro lo ocupa Revistas Mayor, establecimiento de venta de prensa de larga tradición.
La Casa Llagostera, construida en 1915 en virtud de un proyecto del afamado Víctor Beltrí es uno de los símbolos de la arquitectura modernista, hecho posible por la riqueza de la familia que le dio nombre. El paso de la propiedad por diversas manos y su fraccionamiento posterior llevó a su deterioro, hasta su compra hace dos años por una sociedad que le dará un nuevo uso.
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