El PP presenta a sus candidatos a las alcaldías en un acto con el sabor ya de la campaña electoral
28.04.11 - 01:12 -
Por si no queda claro, se lo repito. Y así hasta al menos una veintena de veces. Porque esas fueron al menos las ocasiones en las que la palabra «compromiso» apareció en el discurso de Ramón Luis Valcárcel que cerraba la presentación de los candidatos a las alcaldías de la Región por el Partido Popular. Sólo faltó el alcalde de Abanilla, y por motivos mayores -declaraba ante el juez en Cieza por presunto fraude electoral-, y reforzaba la alineación el exministro de Agricultura Miguel Arias Cañete.
El acto de ayer no deparó ninguna sorpresa y sí algunas claves de por dónde van a ir los tiros de la campaña electoral, abierta ya pese a que la capital regional, que acogió en el centro cultural Puertas de Castilla el acto, vive aún inmersa en sus fiestas de Primavera.
Compromiso e ilusión fueron dos de las ideas clave lanzadas para definir a los candidatos, pero también sobresalieron lealtad e interés en las personas. No en vano, el lema popular es «Centrados en tí», un doble guiño para pescar en el electorado descontento de centro y resaltar el discurso de cercanía de las administraciones -local y autonómica- en las que se juegan los escaños el próximo 22-M.
Por el atril desfilaron Eduardo Contreras para hablar de políticas sociales -«la mejor es crear empleo-; Francisco Jódar para lidiar con agricultura y agua -«queremos más agua, la queremos ya y a precios razonables»-; Pilar Barreiro sobre Cultura -«debe ser rentable no sólo socialmente, sino también económicamente»- y Miguel Ángel Cámara, quien advirtió que pese a las encuestas, todos los votos cuentan para mostrar «las ganas de cambio en España».
Cerraron el exministro Cañete -«el modelo socialista ha fracasado y ahora nos toca reconstruir España»- y el propio Valcárcel, quien recordó su paso por la política local en Murcia -«fui monje antes que fraile»- y dejó el recado de que «podemos y sabemos salir de la crisis», en un discurso que buscaba, además de enardecer a sus huestes, revivir el espíritu de aquel 1995 que le llevó a San Esteban y que un año después hizo presidente a Aznar.
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