En plena madrugada y tras diez horas de reunión, la Eurozona ha logrado un acuerdo para intentar poner fin a la crisis de la deuda soberana. Los socios han conseguido diseñar un plan global basado en tres pilares que ahora deberá superar el veredicto de los mercados. El aspecto que bloqueó hasta última hora las negociaciones fue la condonación de la deuda griega. Angela Merkel y Nicolas Sarkozy se implicaron personalmente para sacar adelante un pacto con la banca, que finalmente asumirá unas pérdidas del 50% en sus inversiones en bonos helenos.
Los socios del euro, como en las cumbres históricas de la construcción europea, han anunciado un acuerdo en torno a las cuatro y cuarto de la mañana. El pacto, además de la quita sobre la deuda griega, incluye el refuerzo del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF, por sus siglas en inglés) y la recapitalización de la banca. Según las nuevas exigencias aprobadas por la UE, el sector financiero deberá captar 106.000 millones de euros en los próximos meses. Hasta que no completen el proceso, las compañías tendrán limitaciones en el pago de bonus y dividendos.
El fondo de rescate, la pieza clave del entramado europeo para atajar el contagio griego, se verá fortalecido con dos nuevas herramientas. El objetivo es que su dotación salte de los 440.000 millones actuales a un billón de euros como mínimo. A partir de ahora, el EFSF funcionará también como aseguradora para ayudar a los países acosados por los mercados a colocar su deuda. España, de momento, ha rechazado necesitar este aval y confiará en su “rigor fiscal” para ganarse la confianza de los inversores.
Apoyo del FMI
El segundo mecanismo que ayudará a reforzar el fondo es un depósito paralelo en el que podrán invertir tanto instituciones públicas como privadas. Los socios del euro han rechazado hablar de países en concreto, pero la posibilidad de que China colabore en la estabilización del euro ya ha emergido. En cualquier caso, lo que sí es seguro es que el FMI se involucrará todavía más en defensa del bloque.
Los socios del euro alternaron su cumbre con una negociación paralela con la banca para lograr su implicación voluntaria en la cuestión griega. Finalmente, el sector ha aceptado condonar el 50% de la deuda hasta 2020, lo que equivale a 100.000 millones. Los miembros de la moneda única aportarán 30.000 millones en garantías para favorecer la participación de las entidades y reducir la colosal deuda del país al 120% del PIB. A cambio, la vigilancia sobre Atenas se redoblará para que equilibre cuante antes sus cuentas.
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