El estallido de una cisterna cargada de gas, tras un accidente en Lorca, causa una onda expansiva de 200 metros; el conductor murió calcinado
21.10.11 - 03:36 - 
«Ha sido como las imágenes de la nube amarilla que ponen en la tele cada vez que recuerdan la bomba de Hiroshima. Desde lejos nos temíamos que hubiese varios vehículos implicados, además de los dos camiones de los que ya estábamos avisados». El operario del servicio de emergencias que describe la imagen no estaba en el lugar de los hechos, sino saliendo del núcleo urbano de Puerto Lumbreras. De tal dimensión fue la explosión del camión cisterna de gas en la que ayer murió calcinado un camionero de una empresa de Lérida, que, desde varios kilómetros antes del ya maldito arcén del kilómetro 4, se podían vislumbrar en el cielo las consecuencias del trágico accidente.
Acababan de pasar las ocho y cuarto de la mañana cuando el conductor del camión, cargado con 46 metros cúbicos de gas natural, decidió parar en el arcén a la altura de la estación de servicio conocida como Venta de la Petra, en la A-91. Ni siquiera tuvo tiempo de bajarse del vehículo. Otro camión lo embistió por detrás. Inmediatamente la cisterna del gas comenzó a arder.
Fueron los conductores del resto de vehículos que circulaban por la vía los que alertaron a los servicios de emergencias a través del 112. Hasta allí se desplazaron efectivos de la Guardia Civil, bomberos, personal sanitario y miembros de los Servicios de Emergencia y Protección Civil de Lorca y Puerto Lumbreras, además de una brigada forestal y el helicóptero de la Dirección General de Seguridad Ciudadana.
«Había que conseguir dos cosas como fuera. La primera, poner a salvo al conductor, que estaba atrapado en la cabina; la segunda, evitar que una más que probable explosión acabara afectando al resto de vehículos, al personal de emergencias que estaba trabajando allí, y a la gasolinera, que está a cincuenta metros del lugar del accidente», explicaba uno de los responsables de emergencias que participaron en el dispositivo.
El segundo de los objetivos se pudo cumplir. El primero, desgraciadamente, no. «Lo hemos intentado, pero al final no ha podido ser. Ha ocurrido lo que nos temíamos, el camión ha explotado y el conductor ha fallecido».
Una hora decisiva
Algo más de una hora fue el tiempo que transcurrió entre el inicio del fuego en el camión y la explosión. Antes de que se produjera, la Guardia Civil había fijado un perímetro de seguridad de unos 600 metros. Tanto los trabajadores como los usuarios de la cafetería de la venta próxima fueron evacuados. La carretera estaba ya cortada al tráfico desde el momento en que el camión empezó a arder, y así permaneció hasta última hora de la mañana, aunque solo se reabrieron los carriles en dirección a Almería y Granada. El tráfico fue desviado por carreteras secundarias.
Como consecuencia de la explosión, la zona de matorral próxima a la autovía comenzó a arder. Los bomberos y el retén forestal iniciaron entonces las labores de extinción para evitar que se propagara. De cuando en cuando, y ante la fuga masiva de gas, surgían pequeños focos que hacían temer que las llamas pudieran acabar afectando a la gasolinera y a alguna de las viviendas aisladas que hay en la zona. Pasadas las diez de la mañana, los bomberos dieron el incendio por controlado.
Aún quedaba lo peor. Extraer el cadáver calcinado del conductor del camión. Con las llamas ya sofocadas, se procedió a sacarlo de debajo de los restos del vehículo que no habían saltado por los aires. La muerte había interrumpido, para siempre, su trayecto. El conductor del otro camión tuvo que ser atendido de un ataque se ansiedad por una unidad móvil del Servicio Murciano de Salud.
Las causas del accidente parecen estar claras: alcance de un vehículo sobre otro. Por qué el conductor del camión que circulaba por detrás no vio la cisterna es lo que está siendo objeto de investigación por parte de la Guardia Civil. No obstante, desde la Consejería de Presidencia se apuntó, tras conocer los hechos, que «el camionero que transportaba el gas había realizado una parada convenientemente señalizada».
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