El detenido por prender 4 fuegos en Euromanga quería provocar una explosión a raíz de un conflicto por una terraza
La chispa prendió primero en la cabeza de Luis G.R., de 74 años, y después en cuatro puntos distintos del edificio Euromanga, entre ellos su propio restaurante, pero su plan iba más allá. «Lo peor está por llegar; voy a volar el edificio», le dijo el presunto autor del incendio múltiple a los agentes de la Guardia Civil que lo acababan de detener, con el pelo aún chamuscado por el fuego que había provocado, presuntamente por su propia mano.
Los agentes impidieron a tiempo una explosión de consecuencias incalculables cuando los niveles del gas, procedente de los fogones que Luis había dejado abiertos, alcanzaba ya un nivel superior al 80% en el explosímetro, que mide la concentración de gases y vapores inflamables. Ya se habían evacuado a tres familias del edificio situado frente al hotel Doblemar de La Manga, pero además los agentes de la Benemérita procedieron a cortar la Gran Vía ante el riesgo evidente de una deflagración de gran alcance.
El fuego había comenzado mucho antes en la mente de su presunto autor, un hostelero de sobra conocido en La Manga desde que hace unas cuatro décadas fundara el restaurante El Pedrucho, uno de los pioneros en este enclave turístico. Un cercano amigo lo describe como «un hombre tranquilo, afable, comunicativo, nada agresivo, aunque durante años ha mantenido un conflicto con el expresidente de la comunidad de vecinos a causa del uso de una terraza». «Hasta los mansos se revuelven», dice su amigo, quien cuenta que en las juntas vecinales, el expresidente mostraba «una enemistad manifiesta» con el detenido, que perdió en los tribunales el derecho a usar parte de la terraza para su restaurante.
Así lo reconoce también el administrador de la comunidad, Antonio Navarro. «Existían ciertas enemistades, pero no solo entre ellos, sino problemas propios de las comunidades», explica el administrador. Según Navarro, «la terraza era un espacio común y existía cierta discrepancia sobre su uso». La vivienda del expresidente de la comunidad ha resultado totalmente calcinada en el incendio. «Las otras han sufrido pequeños daños, pero ésta ha sido siniestro total», señala el administrador.
«Por desesperación»
Fuera el viejo enfrentamiento o no el origen del delito cometido presuntamente por el detenido, uno de sus más cercanos amigos remarca que «lo que ha hecho ha sido por desesperación». La Policía municipal de San Javier detectó en primera instancia el pasado miércoles el fuego desencadenado en cuatro puntos diferentes del bloque de vecinos, en una vivienda -la del expresidente de la Comunidad-, dos restaurantes, uno de ellos de su propiedad, y un bajo. Tras el inmediato desalojo de tres familias, los bomberos actuaron con rapidez para apagar los distintos focos del incendio. Un testigo había visto a un hombre en las inmediaciones y dio la pista definitiva a la Guardia Civil para localizar al dueño de uno de los restaurantes incendiados.
Especialistas del Instituto Armado en Investigación de Incendios, ESIN, de Valencia, se desplazaron hasta La Manga para realizar un examen minucioso de las posibles causas que pudieron originar el incendio con varios brazos.
Fuentes próximas a la investigación aseguran que el detenido confesó su acción y les anunció que «lo peor está por llegar», ya que había dejado abiertas las válvulas de gas del restaurante para provocar una explosión y lograr su propósito, «volar todo el edificio por completo». Los agentes comprobaron que el presunto autor había dejado abiertas las llaves del gas de los fogones y del horno del restaurante, así como las de otras cuatro bombonas de gas butano que tenía en el establecimiento. Encontraron además otras cuatro bombonas de butano con las válvulas abiertas en el bajo que el hostelero utilizaba como trastero y que quedó igualmente devastado por el fuego.
El detenido, vecino de Playa Honda (Cartagena), ha sido puesto a disposición del Juzgado de Instrucción número tres de San Javier, donde le imputan un delito contra la seguridad colectiva. El Código Penal establece penas de entre diez y veinte años de cárcel para quien provoque un incendio que comporte peligro para la vida o la integridad física de las personas.
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