viernes, 2 de enero de 2009

Dos encapuchados irrumpen en una estación de servicio poco antes del cierre, disparan en un muslo al dependiente y roban la recaudación JOSÉ ALBERTO GONZÁLEZ CARTAGENA/ La Verdad
Desde la oficina en la que se resguardaba del frío, David contaba anoche uno a uno los minutos que le faltaban para echar el cierre a la gasolinera de Vista Alegre (Cartagena) y marcharse a casa a disfrutar del final del día de Año Nuevo. «Cincuenta y tres, cincuenta y dos, cincuenta y uno...», pensaba quizás para sus adentros. Cuando su ansiada cuenta atrás llegó a cincuenta, el tiempo se paró en seco. Y seco fue el sonido que se oyó en las casas cercanas a las nueve y diez cuando dos encapuchados irrumpieron en la estación de servicio, dispararon contra el empleado y, tras dejarlo malherido del muslo de su pierna derecha, se llevaron la recaudación de la jornada. «Han atracado la gasolinera. Me han disparado en una pierna. ¡Llama rápido a una ambulancia», acertó a decirle David (de 22 años, vecino de Cartagena), con gran nerviosismo, a un compañero de la empresa Campsa y tocayo, que estaba de guardia y movilizó al 112 y a la Policía Judicial. Poco iluminada La gasolinera está en una zona poco iluminada al pie de la carretera N-332, a mitad de camino entre Cartagena y La Unión. Los ladrones no perdieron el tiempo: llegaron en un coche a toda velocidad, se acercaron hasta la oficina que hay frente a los surtidores, uno de ellos apretó el gatillo y, del fuerte impacto, la bala hizo un boquete en el cristal, desencajó la puerta (que estaba cerrada) y alcanzó al trabajador. Luego, los cacos apuntaron en la cabeza al dependiente, y consumaron el primer atraco en la gasolinera en muchísimos años, según varios empleados. Mientras los equipos sanitarios del 061 atendían in situ al herido, éste (que no llegó a quedar inconsciente y fue trasladado al hospital Santa María del Rosell) comentó a Domingo Fernández, un vecino cuya mujer escuchó el disparo: «Cuando me han puesto la pistola en la cabeza lo he pasado muy mal. Creía que iban a matarme». Quizás la grabación de las videocámaras de seguridad permita trincar a los delincuentes.

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