C. REINO | BARCELONA./ La Verdad
La aparición de dos cuerpos sin vida en el cementerio de Sant Andreu conmocionó ayer a la población de ese distrito barcelonés. Sobre las once y media de la mañana, los Mossos d'Esquadra recibieron el aviso de que habían sido localizados los cadáveres de dos hombres, padre e hijo, muertos a balazos junto al panteón familiar.
En el momento de los hechos el cementerio estaba desierto y, por tanto, no había testigos. La hipótesis sobre la que trabaja la Policía era que una de las víctimas, un hombre de 74 años, habría disparado sobre su hijo, de 46 años, y después se habría suicidado.
Según parece, el hijo sufría una discapacidad severa, se encontraba en estado vegetativo y padecía una enfermedad muy grave, de ahí que el padre y presunto parricida, que enviudó la semana pasada, se habría visto incapaz de cuidar de su hijo y habría decidido poner fin a su vida. En principio, el móvil económico estaba casi descartado por la Policía.
En el lugar donde aparecieron los dos fallecidos, al lado de la tumba de la madre y esposa a la que habían ido a visitar por la mañana, los Mossos d'Esquadra encontraron una carta escrita por el padre en la que explicaba que no podía hacerse cargo de su hijo discapacitado.
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