Ayuntamientos, vecinos y ecologistas debaten sobre la retirada de las algas de cara a la Semana Santa
21.03.11 - 00:56 -
JOSÉ A. GONZÁLEZ | CARTAGENA./ La Verdad
El arrastre de matas de posidonia a las playas de La Manga por efecto del reciente temporal de viento y lluvia ha vuelto a poner en primer plano, a poco más de un mes para las vacaciones de Semana Santa, la falta de una solución que combine los intereses turísticos y urbanísticos, la conservación de los arenales y la protección de las infraestructuras frente a los embates del mar.
Vecinos, propietarios de viviendas y empresarios (responsables de hoteles, restaurantes o comercios), en su mayoría del área que pertenece al municipio de San Javier, se quejan de que la acumulación de plantas muertas en la vertiente mediterránea afecta a la imagen de la zona y suponen una molestia para los primeros bañistas del año. Y la asociación ecologista Anse insiste en que es necesario que las tres administraciones públicas alcancen de una vez un pacto que aborde la situación desde varias perspectivas. Pero los ayuntamientos con territorio en La Manga -San Javier, Cartagena y San Pedro del Pinatar-, la Comunidad Autónoma y el Gobierno central siguen enredados en la maraña de competencias, se pasan la pelota y acaban actuando por separado.
Las playas del Pedruchillo o del Pudrimel ilustran a la perfección estos días el polémico panorama. Las olas han llevado a la orilla kilos y kilos de restos de posidonia oceánica, que cubren como una alfombra las tiras de arena que quedan entre el agua y los edificios. Y aunque cada vez más hay más conciencia sobre el papel de esta planta marina (no alga) como hábitat de más de mil especies y barrera de protección de todo el litoral de La Manga, su presencia en forma de montañas de arribazones es vista aún sólo como un problema para la actividad humana y no como un valor.
Así, al menos, lo advierte el geógrafo y director de Anse Pedro García: «No es sólo que las matas muertas cumplan un papel muy importante al evitar la regresión de la línea de costa y contribuir a la regeneración de los arenales. Es que cuando las olas golpean contra los arribazones, los apelmaza y eso evita que el agua llegue hasta el paseo marítimo y los edificios y, en consecuencia, los erosione. Imaginemos el inmenso coste que supondría tener que reparar todo lo que el mar va deteriorando. La posidonia es un gran valor económico para La Manga».
Como ejemplo de destrucción, García recuerda que hace unos años muy cerca de Monte Blanco -el límite entre Cartagena y San Javier, un temporal llegó a echar abajo muros de contención de dos metros y erosionó terrazas.
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