Sube un 30% el número de usuarios y el presidente hace un llamamiento urgente para entregar donativos
12.04.09 -
ANTONIO LÓPEZ CARTAGENA/ La Verdad
La crisis económica ha obligado a muchas familias a renunciar a viajes durante las vacaciones, recurrir a las rebajas en lugar de adquirir ropa de temporada o también a cenas con los amigos los fines de semana. Sin embargo, existe una cara aún más amarga de la mala situación económica, representada por aquellos a los que la crisis les ha privado de la capacidad de pagar los recibos de la luz o el agua y obligado a tener que acudir a los comedores sociales que hay en la ciudad en busca de un plato de comida caliente.
El número de personas en este trance ha aumentado en el último año más de un 30%. Esto ha provocado que los comedores sociales se vean desbordados por completo, hasta el punto de tener que hacer un llamamiento urgente a la población, y a la administración, para pedir donativos y subvenciones. Deben hacer frente a sus gastos y poder seguir alimentando a los cientos de necesitados que a diario colapsan estos centros.
Esta mala situación la viven a diario en el comedor social del Hogar El Buen Samaritano, situado en la calle Ciudadela número 17 del Barrio de San Ginés. Su presidente, Juan José Sánchez, tiene que hacer «lo imposible» para dar de comer a diario a más de trescientas personas, cuando el pasado año, apenas lo hacía a doscientos comensales.
Pasta, aceite y fruta
La situación es tan extrema que ya casi no les quedan víveres ni dinero para seguir pagando los recibos de luz, agua y teléfono. El almacén de El Buen Samaritano está casi vacío y cada día el número de necesitados que busca comida aumenta.
«Acabamos el año pasado con más de siete mil euros de déficit y en este primer cuatrimestre ya vamos por trece mil. No sé hasta dónde aguantaremos. La situación es muy crítica», dijo Juan José Sánchez.
Ante esta situación lo único que les queda a los voluntarios del Buen Samaritano es pedir ayuda. «Nos falta de todo. Alimentos como alubias, judías, pasta, aceite, fruta o verdura, pero también necesitamos tres fuegos industriales para hacer más comidas, porque con los que tenemos apenas llegamos. Si alguien quiere ayudarnos y cooperar con nosotros sólo tiene que llamarnos a los teléfonos que aparecen en nuestra página web o acercarse a nuestros locales».
La situación es tan urgente que Juan José Sánchez está dispuesto a hacer cualquier cosa para que «esos ciudadanos que acuden al comedor no se encuentren ni un sólo día la puerta cerrada». Para ello hace público el número de cuenta donde cualquier ciudadano puede realizar sus aportación: 2090 0054 72 0044415115.
Tradicionalmente los comedores sociales de la ciudad han estado destinados a mendigos y transeúntes, pero el aumento vertiginoso del desempleo lleva a inmigrantes, jubilados y parados a convertirse en los nuevos usuarios de estos centros. Pedir ayuda no es algo sencillo, pero el hambre no deja otra opción.
«El perfil de ciudadanos que visita los comedores sociales del municipio ha cambiado. Hace un año eran personas que no tenían nada y ahora son familias enteras las que se ven obligadas a pasar por aquí para sobrevivir. El padre y la madre están en paro y no tienen ayudas sociales», explica el presidente de El Hogar del Buen Samaritano, Juan José Sánchez.
Algunos se deciden por comer allí, otros prefieren llevar recipientes que llenan de comida para después comerla en casa, con el resto de la familia. «Ninguno que acude al comedor social se queda con hambre. Algunos acuden con tupper para llevarse la comida a sus casas, e incluso les damos la cena».
«La solidaridad en tiempos de crisis no se acaba, pero sí que las ayudas, por parte de las empresas, se retraen bastante». Así lo explica el presidente del Hogar de El Buen Samaritano, Juan José Sánchez, después de llegar de viaje de las lonjas de frutas y hortalizas de Alicante y Albacete en busca de alimentos baratos o símplemente donados.
Para dar más de trescientas comidas a diario, y ofrecer comidas para llevar, este comedor social necesita 16.000 euros al mes. Es una cifra demasiado alta para unos voluntarios que reciben de la administración regional 12.000 y del Ayuntamiento de Cartagena 13.000. Por eso, a diario, tienen que hacer muchos números para atender al creciente número de necesitados que se agolpan en sus puertas.
Todos los días ocho o nueve voluntarios del comedor social tienen que salir a buscar la caridad de empresas y particulares, relata Sánchez. Para explicar a los empresarios la situación en la que están, llevan un tríptico del comedor social y del hogar de acogida de Molinos Marfagones. Junto a él, también adjuntan un programa de ayuda para todo aquel que quiera hacer su donativo
«Situación extrema»
El responsable del Buen Samaritano dice en que Cartagena y sus alrededores hay demasiadas asociaciones y ONGs, y que por eso se ven obligados a buscar donativos fuera de la Región. «Por aquí ya está todo muy trillado. Necesitamos que todo el mundo conozca nuestra situación casi extrema. Por eso tenemos que salir fuera. Sólo en gasolina, gastamos más de 1.500 euros. Pero esto es algo necesario si queremos sobrevivir», señaló.
La cita más importante de los próximos meses en el calendario del Buen Samaritano tienen en el segundo Salón para la Integración de las Personas Inmigrantes y la Cooperación al Desarrollo de la Región de Murcia, que se celebrará en Torre Pacheco del 24 al 26 de abril. Allí instalarán un expositor informativo, con los servicios que ofrecen a diario tanto en el comedor social de la barriada de San Ginés como en el hogar de acogida. «Allí también pediremos ayuda», anuncia Sánchez.
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