Todos coinciden que el turismo tiene el potencial suficiente para tirar de la economía regional y acelerar la recuperación, pero no se ponen de acuerdo en el modelo por el que hay que apostar. ¿Será esta la legislatura del turismo para la Región de Murcia? ¿Podrá el sector, por fin, desarrollar todas las virtudes y potencialidades que se le suponen desde hace décadas?
El presidente regional, Ramón Luis Valcárcel, ha decidido que el turismo sea uno de los caballos de batalla de su Gobierno durante los próximos cuatro año. En su discurso de investidura lo definió como «un sector estratégico por sus enormes potencialidades para generar riqueza y, con ello, empleo», y aseguró que «aportará grandes satisfacciones al conjunto de los murcianos y datos sumamente positivos para nuestro desarrollo económico, social y laboral, así como para la difusión de nuestra mejor imagen exterior».
Si se cumplen los planes de Valcárcel, la Región puede entrar en otra dimensión. El parque de Paramount y el complejo de Marina de Cope, uno de los mayores de Europa, unidos a la puesta en marcha del nuevo aeropuerto internacional, pueden ser los referentes que definitivamente sitúen a Murcia en el mapa de la oferta turística internacional.
Sin embargo, no todos creen que ese deba ser el camino. El consenso sobre el protagonismo que debe tener el sector en la política regional se rompe al precisar la orientación que se le debe dar.
El turismo regional, carente de focos con atractivo internacional y con una oferta hotelera muy limitada, lleva años en la indefinición, sostenido básicamente por los visitantes nacionales.
Hasta el inicio de la crisis pareció tomar carrerilla a lomos del 'boom' del turismo residencial y los 'resorts', lo que permitió aumentar la llegada de turistas extranjeros y rebajar la estacionalidad. Pero lo que se creía una ventaja ha terminado por convertirse en un lastre, con miles de viviendas vacías y en venta. De hecho, la llegada de visitantes extranjeros con destino a vivienda propia en España disminuyó notablemente en 2010, sobre todo los ingleses, que son los más numerosos, con una caída del 17%. Esta puede ser una de las razones de que la Región, después de varios años de continua subida y de alcanzar en 2009 el récord de 842.142 turistas extranjeros, recibiera el pasado ejercicio un 19,6% menos, mientras que en España aumentaban un 1%
El endeudamiento de los hogares y la inestabilidad laboral están haciendo que muchos de los que adquirieron casa en los años de bonanza ahora les pongan el cartel de 'Se vende'.
Otra debilidad es la escasez de hoteles. Más de la mitad de las pernoctaciones que registró en 2010 la Región fueron en viviendas propias y de alquiler, mientras que las de carácter hotelero, las que generan mayores ingresos, representaron una mínima parte del total, a diferencia de lo que ocurre en las seis comunidades que dominan, de largo, el turismo nacional: Baleares, Canarias, Cataluña, Comunidad Valenciana y Madrid.
Oferta variada y de calidad
Se impone una reflexión sobre el camino por el que hay que conducir el turismo regional.
El consejero de Cultura y Turismo, Pedro Alberto Cruz, cree que la etapa del «urbanismo voraz ha pasado ha mejor vida» y tiene claras las líneas maestras de la política turística para los próximos cuatro años. A su juicio, el eje principal que vertebre el modelo turístico regional hay que situarlo en la costa, y debe basarse en la tradicional oferta de sol y playa, que sigue siendo el principal reclamo, aunque complementada con propuestas diversas y de calidad, como el turismo de salud, el golf, los congresos y los eventos culturales en el caso del Mar Menor, el parque de Paramount en el área de Mazarrón y Marina de Cope en Águilas.
Este sería el núcleo principal del escaparate regional, que se reforzaría con tres ejes tangenciales para dar mayor diversidad y riqueza a la oferta: Caravaca de la Cruz, el turismo cultural, en el que el Teatro Romano de Cartagena es la principal apuesta, y el de naturaleza, con el Valle de Ricote y Sierra Espuña como epicentros.
A su juicio, el secreto está en la combinación de varias ofertas y en diversificar lo más posible para captar todo tipo de turistas. «La demanda ha cambiado mucho», comenta Cruz, «el turismo de largas estancias pierde peso. Lo que el turista busca ahora es consumir experiencias, y la Región necesita iconos fuertes, como pueden ser el Mar Menor, Paramount, el Teatro Romano y Marina de Cope, para atraer turistas y ofrecerles alternativas complementarias potentes de cultura, deporte, salud, naturaleza, ocio, festivales».
El consejero se ha marcado cinco objetivos generales: «convertir el turismo en una política estratégica y de máxima prioridad para la Comunidad y los ayuntamientos; aumentar la competitividad del sector mediante la innovación; diversificar el catálogo de productos; concienciar a los ciudadanos del carácter turístico de la Región, y apostar por un turismo sostenible, en el que la preservación del entorno sea un valor añadido».
La finalidad última que se ha fijado la Consejería para esta legislatura es elevar el peso del sector turístico en el PIB regional del 9,6% actual hasta el 11%, para igualarlo así a la media nacional, y también aumentar la oferta de plazas hoteleras en un 50% y pasar de las 20.000 actuales a las 30.000, algo que con la apertura del parque Paramount, que incluye 8.000 plazas hoteleras y que está previsto para 2015, casi podría alcanzarse.
Un plan olvidado
La presidenta de Hostemur, la patronal de la hostelería, Soledad Díaz, coincide en buena parte de los planteamientos del consejero, aunque añade algunos componentes más a lo que debe ser la oferta complementaria: el turismo rural y la gastronomía. Díaz subraya además la importancia de que la promoción turística en los países de origen de las líneas de bajo coste que operen desde el aeropuerto de Corvera se realice en colaboración con los empresarios para que así sea más eficaz.
También hay ciertas similitudes entre los objetivos de la Consejería y la oposición, como, por ejemplo, en la apuesta por la sostenibilidad y en la necesidad de la concienciación ciudadana, que reclaman PSOE, IU y UPyD. En cambio, las mayores diferencias están en el proyecto de Marina Cope, que tanto PSOE, como IU y UPyD rechazan, e incluso en la inversión realizada en el nuevo aeropuerto, que IU y UPyD creen superflua.
La portavoz socialista, Begoña García Retegui, cree que «lo mejor que podía haber hecho» el Gobierno regional con respecto al turismo es cumplir el Plan Director 2006-2012 que presentó el anterior consejero de Turismo, José Pablo Ruiz Abellán, y que parece haber caído en el olvido.
Retegui, que piensa como Cruz que la política turística ha de ser responsabilidad de todos los consejeros, opina que primero habría que dotarla de «mayor promoción y recursos», y hace hincapié en la calidad y la educación como factores determinantes para potenciar el sector, así como en la conveniencia de vincular a la Región de Murcia a la marca de España, «que es la que vende en el exterior».
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