«A la CAM le quedan dos semanas para que sea intervenida por el Banco de España». Es lo que se decía en los círculos financieros de Madrid a principios de mes, que daban por descontado el rescate después de que la entidad solicitara formalmente los 2.800 millones de euros de ayuda del FROB. Lo que ha sorprendido son los 3.000 millones de disponibilidad inmediata que ha aportado el banco emisor para reforzar la liquidez y hacer frente a la reacción que tengan el lunes los clientes e impositores cuando abran las oficinas. El Bando de España y el Gobierno regional han reiterado los llamamientos a los depositantes para decirles que su dinero está más seguro que antes. Ese fondo extra también servirá para afrontar los próximos vencimientos de deuda de la CAM, lo que da una idea de los problemas de tesorería de la entidad.
Caja Mediterráneo tiene una cuota de mercado del 27% en la Región de Murcia -Cajamurcia supera el 36% del total- lo cual revela la trascendencia que la intervención tiene para los intereses socieconómicos de la Comunidad. «Hemos perdido una caja», manifestó ayer el secretario general del PSRM-PSOE, Pedro Saura, para ilustrar las consecuencias de la nacionalización.
El escenario que se abre ahora pone los ojos en los movimientos que realicen los nuevos administradores tras la salida de los gestores anteriores, encabezados por Modesto Crespo y María Dolores Amorós. El saneamiento del Banco CAM irá en paralelo al proceso de venta, con el añadido de que el Banco de España no está por la labor de trocearlo, sino de venderlo en bloque. Esta opción resultaría menos atractiva para algunos grupos como Banco Mare Nostrum, en el que se integra Cajamurcia, que podría mostrar interés por pujar por la parte del negocio de la Región de Murcia, Alicante y Valencia, pero no por la totalidad, ya que el 'bocado' sería demasiado grande.
El saneamiento financiero de la entidad, en cualquier caso, facilitará su venta, que algunas fuentes prevén que sea rápida, probablemente después del verano, para que la operación tenga un coste mínimo para el Estado.
Las pérdidas ocultas
3,3 millones de clientes
Las dificultades de la venta radican en que los potenciales compradores exigen al Banco de España una garantía para que cubra las pérdidas esperadas, que algunos sectores cifran en 3.000 millones de euros, que corresponderían a los créditos concedidos a promotores y a los bienes inmuebles cuyos valores actuales no se compaginen con los fijados por los anteriores administradores. Éste sería, pues, el 'agujero' temido por algunos.
Como negocio, el Banco CAM cuenta con 3,3 millones de clientes y gestiona unos activos de más de 75.000 millones de euros.
No 'estorbar' a Bankia
¿Hubo rebelión interna?
La hoja de ruta de la intervención arroja algunas claves del momento y la forma en la que se ha producido. En primer lugar, se ha elegido un viernes. Muchos tenían anotado en su agenda que sería el próximo día 29, si bien la operación se precipitó por varios factores. En primer lugar el efecto negativo que ha tenido para la CAM el suspenso recibido de las pruebas de resistencia; y en segundo lugar la salida a bolsa de Bankia y Banca Cívica. La intervención no se hizo antes para no perjudicar la cotización de estos dos bancos.
Al mismo tiempo, el resultado bursátil de Bankia y Banca Cívica le ha servido al Banco de España como referencia para poder valorar los activos de la CAM y por lo tanto el porcentaje que le corresponderá al FROB en el nuevo Consejo de Administración. Según sus cotizaciones, se estima que ambos bancos vieron reducido un 40% el valor en libro de sus cuentas. Si se establece una correspondencia con la CAM, el resultado puede ser que el FROB cope el Consejo con más de un 80%, y que las pérdidas esperadas 'se coman' el capital que quede.
Otro factor que ha influido en la decisión del Banco de España es la situación de vulnerabilidad en la que se había quedado la CAM. Fernández Ordóñez no tenía confianza en la capacidad de los antiguos gestores para reconducir la situación. De hecho, rechazó el plan de recapitalización. El diario 'El País' publicó ayer que se produjo un conato de rebelión interna que irritó al Banco de España y que aceleró el proceso, lo cual puso en entredicho la capacidad de Modesto Crespo para controlar al Consejo. Este diario añade que han podido existir indicaciones de Bruselas, tras la cumbre del Eurogrupo, para acelerar la recapitalización de las cajas.
Mientras que el mundo financiero veía con claridad el desenlace de la CAM, sus gestores, apuntan, se habían embarcado en una especie de huida hacia adelante tratando sin éxito de enderezar las consecuencias de una gestión trufada de decisiones desacertadas. No sólo por los tumbos que la caja ha dado en los dos últimos años para buscar socios en el marco de reestructuración bancaria, sino por la herencia financiera: el alto riesgo contraído con el sector de la construcción, un plan de internacionalización fallido, una red de oficinas demasiado extensa, la inversión en proyectos faraónicos en la Comunidad Valencia y las injerencias políticas . Fuentes socialistas suman la decisión de favorecer con créditos blandos a algunos miembros y familiares del Consejo de Administración.
Investigación a los gestores
El futuro de la Obra Social
Hay otro capítulo. El Banco de España abrirá probablemente -si no lo ha hecho ya- una investigación interna para evaluar la gestión de los anteriores administradores, tanto de la Dirección como del Consejo. En otras cajas intervenidas se ha hecho igual para aclarar responsabilidades en el supuesto de que se compruebe la existencia de anomalías. Por ahora, no hay motivos para ello.
La coincidencia general es que la CAM no ha sabido pilotar el procesión de reestructuración. La frustrada fusión con Cajamurcia, en mayo del año pasado, fue el primer síntoma. La 'unión natural' que muchos veían entre ambas cajas que comparten territorio se frustró en el último momento por culpa de los gestores de la CAM. Meses después trascendieron algunos datos preocupantes sobre su balance, como la morosidad, que se ha instalado en el 8,5%, el doble de lo que se estimaba un año antes. Cualquier socio que hubiera entrado en la fusión -Cajamurcia u otro- se encontraría ahora con problemas.
Respecto de la Obra Social, su presupuesto va ligado, en general, a un porcentaje sobre los beneficios de las cajas. Para este año, la CAM había previsto unos 38 millones para 700.000 beneficiarios. Para el siguiente ejercicio, y dado que el Banco CAM se encuentra en pérdidas, la dotación puede bajar considerablemente. Si la 'antigua caja' asumiera el 20% del nuevo Consejo, su Obra Social dispondría aún de menos dinero, sin descartar que se quedara a cero a la espera de que las cuentas se recuperen en años posteriores. Quizás, social y políticamente, eso sea poco conveniente.
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