Sus descubrimientos han cambiado la forma de entender el cerebro desde los tiempos del profesor Santiago Ramón y Cajal
25.05.11 - 15:44 -
La candidatura conjunta de tres neurobiólogos, el estadounidense Joseph Altman, el mexicano Arturo Álvarez-Buylla y el italiano Giacomo Rizzolatti, ha ganado el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica de 2011, según ha decidido hoy por unanimidad el jurado reunido en Oviedo.
El premio, que está dotado con 50.000 euros y una escultura de Joan Miró, recayó el año pasado en los investigadores David Julius, Linda Watkins y Baruch Minke por sus trabajos en el campo de la neurobiología sensorial y la lucha contra el dolor.
El jurado explica en el acta que les concede este galardón por el descubrimiento de la regeneración de neuronas en cerebros adultos, un proceso conocido como neurogénesis, y las neuronas espejo. Destaca que los descubrimientos de estos tres investigadores se encuentran entre los hallazgos más importantes de la neurobiología, cambiando la forma de entender el cerebro desde los tiempos del profesor Santiago Ramón y Cajal.
Enfermedades neurodegenarativas
Los miembros del jurado añaden que estas investigaciones abren nuevos caminos para el tratamiento de enfermedades neurodegenarativas, como el Alzheimer y el Parkinson, así como para la comprensión y posible tratamiento del autismo. Explica que Joseph Altman descubrió la neurogénesis en mamíferos adultos en los años 60, sugiriendo que las nuevas neuronas desempeñan un papel crucial en los procesos de la memoria y el aprendizaje, y añade que este descubrimiento apoya el concepto de plasticidad cerebral.
Sobre Arturo Álvarez-Buylla indica que identificó los mecanismos fundamentales inherentes a la neurogénesis y las células gliales como progenitoras de nuevas neuronas, así como la migración en cadena de estas últimas a diferentes zonas del cerebro y abre asimismo nuevas pistas sobre el origen de los tumores cerebrales.
Por último, respecto a Giacomo Rizzolatti señala que descubrió las neuronas espejo, que se activan no sólo durante la ejecución de una acción, sino también durante la observación de la misma y que proporcionan un marco adecuado para la comprensión de los mecanismos subyacentes a la empatía emocional, imitación, comunicación y comportamiento social.
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