Dos perros adiestrados, traídos desde Madrid, localizaron en cuestión de segundos el cuerpo del lituano por el olor
28.03.12 - 01:08 -
R. FERNÁNDEZ/ A. NEGRE | MURCIA./ La Verdad
Las cuadras de ese antiguo centro hípico guardaban desde hacía meses un gran secreto. Un enigma que salió a flote este lunes con el hallazgo del maltrecho cadáver de un lituano en el pozo de esta finca, ubicada en la pedanía murciana de Patiño. Según fuentes ligadas al caso, la investigación de la Policía Nacional apunta a que la víctima falleció en septiembre del pasado año, a golpes, en el transcurso de una riña y que los cinco compatriotas detenidos por su presunta implicación en el crimen llevaban medio año conviviendo con su cadáver.
A los perros de la Unidad de Guías Caninos de Madrid apenas les bastaron unos segundos para detectar el olor a muerte del asentamiento. Estos canes pusieron este lunes la puntilla a una investigación que el Grupo de Homicidios ha venido desarrollando en los últimos cuatro meses, después de que llegara a sus manos una carta de la madre de la víctima en la que ésta auguraba que algo malo le había ocurrido a su vástago. Los agentes comprobaron que el relato de la mujer tenía rasgos de verosimilitud y que, efectivamente, hacía tiempo que nadie le veía el pelo al fallecido. Las pesquisas arrojaron un panorama esclarecedor. El lituano convivía en esas cuadras con un grupo de cinco compatriotas. Todos ellos eran, al parecer, grandes consumidores de alcohol y mantenían constantes peleas. Uno de ellos era, además, un conocido de la Policía Nacional porque el pasado mes de septiembre tuvo que ser atendido en un hospital de Murcia de unas heridas de arma blanca que, aseguró, le había causado un grupo de marroquíes.
Con estos datos, la Policía no tardó en sospechar que el hijo de la autora de la carta podía haber sido asesinado y que su cuerpo aún podía continuar dentro de la finca. Un equipo del Grupo de Subsuelo y otro de la Unidad de Guías Caninos de la capital se trasladaron a Murcia este lunes para confirmar esta hipótesis y dieron con la clave. Nada más soltar a los canes adiestrados en la detección de restos humanos cadavéricos, éstos rodearon el aljibe y comenzaron a excavar a toda prisa. Pese a los muchos olores que generaba la concentración de basura existente en el lugar, los canes lo tuvieron muy claro. A tan solo dos metros de profundidad, rodeado de una gran cantidad de basura y parcialmente comido por las ratas, aparecía el cadáver del extranjero.
Una ucraniana, sexta arrestada
Según ha podido saber este diario, las primeras hipótesis apuntan a que la víctima podría haber muerto a golpes, aunque la investigación aún debe esclarecer el grado de implicación que cada uno de los detenidos tuvo en el ataque. Algo más claro lo tiene la Policía en el caso del lituano que fue atendido en septiembre de las heridas de arma blanca y que, sospechan, pudieron ser en realidad causadas por un enfrentamiento con el difunto.
Para aclarar estos extremos, el Cuerpo no cuenta, al parecer, con ninguna colaboración de los detenidos que mantienen una actitud hostil con los investigadores y no aportan dato alguno. Por ese motivo, es previsible que la Policía agote en este caso las 72 horas de detención para tratar de recabar el mayor número posible de pruebas, de forma que no pasen finalmente a disposición judicial hasta mañana.
La Policía batió ayer la finca donde apareció el cadáver, en busca de nuevas pruebas. Sobre las once de la mañana unos agentes se trasladaron a estas antiguas cuadras con uno de los detenidos y recorrieron algunas zonas. Horas más tarde, llegó el turno del equipo de Subsuelo y de los guías caninos que, acompañados por el Grupo de Homicidios, examinaron el asentamiento y un paraje de matorrales cercano. A los cinco arrestados por este crimen se sumó ayer una sexta detenida. Se trata de una mujer ucraniana a la que se acusa de encubrir presuntamente el asesinato.
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