viernes, 29 de octubre de 2010

Este domingo se atrasa la hora, a las 3 volverán a ser las 2 horas




  • El cambio horario afecta a todos los países miembros de la UE
  • En España ahorraremos con la medida unos 300 millones de euros

RTVE.es 29.10.2010 - 11:24h

Este domingo 31 de octubre finalizará la 'hora de verano',  por lo que los relojes se retrasarán una hora, de tal forma que a las 3.00 horas, volverán a ser las 2.00 horas, según el Instituto de la  Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE), dependiente del  Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
Además de disfrutar de una hora más de sueño, este cambio permite el ahorro de energía (hasta un 5% según organismos oficiales). Por el contrario, los detractores sostienen que provoca alteraciones sobre la salud temporal del organismo, afectando principalmente a las personas que sufren con frecuencia dolores de cabeza o migrañas.
Con el 'cambio de hora' se cumple con una directiva que afecta a  todos los países miembro de la Unión Europea. 

Efectos más psicológicos que orgánicos

Los efectos negativos del cambio estacional de hora sobre los humanos son muchas veces "más psicológicos que orgánicos", según Ricardo Martínez, investigador delConsejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Instituto Cajal, quien recuerda, en cualquier caso, que los trastornos causados por las variaciones horarias de tipo estacional son "leves y pasajeros".
Martínez explicó a Servimedia que los cambios de hora de otoño y primavera no provocan grandes problemas en el ser humano, ya que su organismo "se adapta rápidamente" a los pequeños "desajustes" que supone la variación de tiempo de luz en su cerebro.
El investigador insistió en el hecho de que los cambios estacionales de hora no tienen por qué afectar a todo el mundo. Según dijo, suelen acusarlos más las personas mayores y los niños y "en muchos individuos", los trastornos son "más psicológicos que orgánicos".
A juicio de este investigador del CSIC, en general es más llevadero el cambio horario de otoño que el de primavera, porque en el primero disminuyen las horas de luz, lo que favorece la secreción de melatonina, que, a su vez, ayuda a conciliar el sueño.
Martínez concluyó, por tanto, que los cambios horarios de estación "afectan poco (al hombre) y en poco tiempo se pasan", lo que no ocurre siempre con las variaciones de hora provocadas por el viaje a otro continente, que generalmente ocasionan problemas "más agresivos" y duraderos en el ser humano.

Un ahorro de 300 millones de euros

El cambio horario se aplica con carácter indefinido por entenderse que "el buen funcionamiento de algunos sectores, no sólo el de los transportes y las comunicaciones, sino también otros ramos de la industria, requiere una programación estable a largo plazo".
Según estimaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), entidad pública empresarial del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, el potencial de  ahorro en iluminación en España por el cambio de hora, durante los meses en los que éste ha tenido efecto, puede llegar a representar un 5% del consumo eléctrico en iluminación, equivalente a unos 300 millones de euros.
De esa cantidad, 90 millones corresponderían al potencial de los hogares españoles, lo que supone un ahorro de hasta seis euros por hogar, mientras que los 210 millones de euros restantes se ahorrarían en los edificios del sector terciario y en la industria.
El 'cambio de hora' se generalizó, de forma desigual, a partir de  1974, al producirse la primera crisis del petróleo en cuya respuesta  algunos países decidieron adelantar sus relojes para poder aprovechar  mejor la luz del sol y, por ende, consumir menos electricidad en  iluminación. Como directiva europea se aplica desde 1981 y se ha ido  renovando sucesivamente cada cuatro años.
Desde la aprobación de la Novena Directiva, por el Parlamento Europeo y Consejo de la Unión, en enero de 2001, este cambio se aplica con  carácter indefinido. Al ordenamiento jurídico español se incorporó  por el Real Decreto 236/2002, de 1 de marzo.
Así, el carácter permanente de la novena directiva, establece que  el inicio de la 'hora de verano', cuando se adelanta el reloj una  hora, comienza el último domingo del mes de marzo y finaliza cuando se retrasa una hora el último domingo de octubre.

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