Varias playas sufren la falta de cuidado y los efectos de la actividad humana
23.08.09 -
FINA GIMÉNEZ CARTAGENA / la Verdad
«El Mar Menor es una laguna de agua salada situada junto al Mar Mediterráneo, en la Región de Murcia. Sus especiales características ecológicas y naturales hacen del Mar Menor un paraje natural único y el mayor lago de agua salada de toda Europa». Así presenta al mundo en su web la Mancomunidad Turística del Mar Menor un mar interior que algunos llaman la «joya de la corona» del turismo murciano. Sin embargo, en la última década (y, sobre todo, en los últimos cinco años), un tramo de ribera sur concentra numerosas quejas por la acumulación de suciedad. Una redactora y un fotógrafo de La Verdad han hecho un recorrido por las playas afectadas para conocer la situación actual de la mano de vecinos y veraneantes. Punta Brava, Los Urrutias y Estrella de Mar inauguran hoy una serie de reportajes diarios.
El itinerario empieza en el límite de los municipios de Los Alcázares y Cartagena, en la desembocadura de la rambla de El Albujón. Hasta hace un par de años, las playas de Los Urrutias, Los Nietos y Mar de Cristal se veían castigadas por los vertidos de aguas residuales llegados a ese cauce desde la vieja depuradora de Los Alcázares. El problema se ha paliado con la apertura de la nueva planta, aunque aún llegan al mar restos de nitratos y otras sustancias filtradas desde los campos de cultivo de todo el Campo de Cartagena, donde manda el uso de abonos y fertilizantes en la agricultura intensiva.
La orilla del mar es un cenagal. Y un auténtico vertedero, aunque algunos se atreven a darse un chapuzón en esas aguas. La arena está totalmente cubierta de cañas y maleza. Y el agua tienen un color turbio, nada parecido a lo cristalino de otras zonas.
Pescar o bañarse
Es media del jueves y, aunque parezca soprendente, varios pescadores tiran la caña en busca de mújoles. Fernando Venegas es de Madrid. Lleva cuatro años yendo a veranear al Mar Menor. Y si bien confiesa que a él no le gusta la playa, aprovecha su estancia para practicar la pesca. «Salta a la vista que las playas están muy sucias. El agua está marrón, pero más que el mar lo que está sucio es el entorno que lo rodea. La mano del hombre tiene mucho que ver. La gente deja todo tirado», se queja. Y aunque (como quienes le rodena) dice que esa zona de negra apariencia es la preferida por muchos peces, admite: «Mi mujer y mis hijos prefieren ir a La Llana porque el agua está mucho más limpia».
Es evidente la ausencia de limpieza. Esta zona era la playa de la Urbanización Bahía Bella y el camping Carthagonova, pero tras el cierre de éste y el abandono de esta urbanización al ser declarada zona no urbanizable la situación ha ido a peor.
Otro pescador, José Antonio Martínez, vecino de El Palmar, veranea en Los Narejos ya más de treinta años. Se lamenta del estado de esta zona del Mar Menor. «Son kilómetros tirados, toda esta zona está abandonada. Al igual que el Ayuntamiento de Los Alcázares acondicionó las playas de Los Narejos hasta el aeropuerto, esta parte de Cartagena sigue igual o peor», protesta. El motivo, «puede ser porque casi siempre los vientos vienen de Levante, lo que arrastra toda la suciedad del mar abierto. Aquí siempre se acumula todo», comenta.
Tras aguantar el pestilente olor en los alrededores de la depuradora, vamos hacia Punta Brava, a los pies del monte El Carmolí. Viven alrededor de 150 personas todo el año, pero es en los meses de verano cuando se habitan las seiscientas viviendas del pueblo.
Poca arena junto al paseo
Prácticamente todos los veraneantes son de toda la vida. Año tras año, han visto cómo su playa ha ido en decadencia. Antonio Díaz es de Murcia. Él compró su casa en Punta Brava por la calidad de la playa. «En los últimos diez años no he visto mejora ninguna. Las farolas del paseo y de las calles están muy viejas y no alumbran, no hay papeleras en la playa y el camión de la limpieza pasa por la arena pero se olvida de limpiar la orilla, que está llena de algas putrefactas y mosquitos», protesta.
Unos cinco kilómetros más allá, en dirección a La Manga, están Los Urrutias y la Urbanización Estrella de Mar. Ocurre lo mismo. Los vecinos aseguran que hace treinta años era la mejor playa de todo el Mar Menor (cuya superficie es de 180 kilómetros cuadrados). Las consecuencias de la actividad humana (construcción de diques para ampliar la zona de arena, puertos deportivos, agricultura intensiva, proliferación de embarcaciones a motor) salpican las conversaciones.
Burocracia y desespero
También hay quejas por la escasa a falta de lmpieza tras el reciente temporal de viento. Unos comentan que de los desagües de la depuradora echan vertidos, otros hacen ver que entre el club náutico y el espigón se acumulan algas, bolsas de plástico, botellas y hasta la sandalia extraviada de algún turista.
La Comunidad Autónoma y la Demarcación de Costas del Estado tienen pendiente el dragado del puerto para limpiar los fondos. Pero éste no llegará tampoco para el próximo verano, como ya ha admitido la Dirección General de Puertos. Ante la burocracia, los vecinos resisten con desespero. Y una mujer deja su pesar: «Éste no es mi Mar Menor».
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