Carmelo López, que está citado hoy en el juzgado, cree que su agresor, de 37 años, forma parte del cuerpo técnico de un equipo de fútbol noruego
ANDRÉS TORRES/ La Opinión
Carmelo López García lleva una malla en la cabeza que le cubre las 25 grapas que le han puesto para unir la brecha de veinte centímetros que tiene desde la frente hasta la coronilla de su cabeza. También tiene vendadas la pierna y el brazo izquierdo y un moratón en el ojo. "Me duele todo el cuerpo", afirma mientras muestra el parte médico sentado en un sillón de su casa.
Este taxista de cincuenta años sufrió la madrugada del sábado una brutal paliza de un cliente al que trasladó desde Cartagena hasta el complejo de La Manga Club. El profesional del volante no se imaginaba que acabaría apaleado cuando cogió a este hombre y a otros tres amigos en torno a las cuatro de la madrugada en la pequeña redonda de la plaza Héroes de Cavite.
Los clientes le preguntaron cuánto les costaría el servicio. Él les dijo que unos cuarenta euros y ellos se subieron al coche y le dijeron que los llevará a las Lomas en La Manga Club.
Cuando llegaron al complejo turístico, éstos dijeron a Carmelo que fuera hacia un aparcamiento que estaba desierto. Allí paró el coche. El taxímetro marcaba menos de cuarenta euros y los clientes empezaron a hablar. "Charlaban en su idioma. Creo que eran noruegos, porque vi una tarjeta con algo relacionado con ese país", comenta el taxista.
Seguidamente, los tres que viajaban detrás se bajaron del coche y salieron corriendo.
Carmelo también se bajó y le pidió al cliente que quedaba que le pagara el servicio. Éste se negó y se puso a orinar cerca del vehículo. "Le dije que iba a llamar a la policía, pero le dio igual", comenta el conductor que cogió el teléfono y simuló que llamaba.
El gesto le costó una paliza brutal, que acabó con su cuerpo en una canal para el agua de lluvia.
Se levantó como pudo y llamó a la central de Radio Taxi. Al poco tiempo, llegaron la Guardia Civil, la seguridad del complejo y una ambulancia, que lo trasladó al Hospital del Rosell, donde le curaron sus heridas.
No obstante, Carmelo pudo recoger un tarjetero que el agresor se dejó en la zona y que, al parecer, sirvió para detenerle. Hoy comparecerán ambos en el juzgado.
Al taxista, le han comentado que el agresor, de 37 años, puede formar parte del cuerpo técnico de un equipo noruego de fútbol, aunque no ha podido confirmarlo de forma oficial.
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