Cinco hermanas que fueron dadas en adopción se encuentran por primera vez en Murcia gracias a unos detectives privados
A. NEGRE | MURCIA./ La Verdad
Se miran unas a otras sin saber bien qué decir y sonríen, eso sí. Estas cinco hermanas, que acaban de mirarse a los ojos por primera vez, sonríen de oreja a oreja. Un pequeño piso del murciano barrio del Infante Juan Manuel fue ayer testigo de un momento mágico: el reencuentro de cinco hermanas que han pasado toda su vida separadas. Cinco mujeres con la misma sangre que hasta ayer eran unas desconocidas y que ahora inician juntas un futuro de apoyo y fraternidad. «Encontrar a mis hermanas ha sido de las ilusiones de mi vida», explica María José, la mayor. «Siempre he querido saber de ellas».
Mercedes y Esperanza Patiño, dos mellizas cartageneras, son las artífices de este emotivo momento. Estas jóvenes fueron dadas en adopción nada más nacer hace 25 años en el hospital Virgen de La Arrixaca. Un matrimonio de Cartagena se convirtió en su familia, pero nunca les ocultó sus verdaderos orígenes. «Sabemos desde siempre que éramos adoptadas», explica Esperanza. Hace apenas un mes, ambas decidieron que había llegado el momento de ahondar en su historia y comenzaron a pedir sus papeles al servicio de Protección de Menores de la Comunidad Autónoma. Una labor en la que han contado con todo el apoyo de sus padres adoptivos. «Ellos nos han ayudado mucho».
En uno de esos documentos apareció precisamente la sorpresa. «A través del papel descubrimos que teníamos una hermana», rememoran sonrientes, «lo que no sabíamos era que teníamos tres y un sobrino -una de las hermanas es madre de un niño de ocho años, Omar-». Con este único dato, Mercedes y Esperanza se pusieron en contacto con una agencia de detectives de la ciudad, Abelsa Detectives, para tratar de encontrar a la que creían era su única hermana. «No sabíamos cómo empezar la búsqueda y gracias a los detectives las encontramos muy rápido». Dos semanas después, las cinco hermanas se abrazan emocionadas.
La otra parte de esta historia la protagonizan María José, Cristina y Carmen Ortín, las otras tres hermanas que se quedaron en Murcia. Pese a su juventud, estas jóvenes, de 26, 21 y 19 años, han tenido que hacer frente a una vida complicada. Tras la adopción de las mellizas, los servicios sociales le retiraron a su madre biológica la custodia de sus otras hijas y las tres fueron a parar a un centro de acogida de Cartagena. Allí pasaron unos años hasta que una amiga de la familia, Juana, se marcó como objetivo reagrupar a las tres bajo su cuidado. «Decidí que éstas se venían conmigo», explica emocionada.
María José, la hermana mayor, siempre ha sido consciente de que la familia era mayor. «Siempre he sabido que tenía dos hermanas más, mellizas. Hace mucho tiempo me lo contó mi madre y traté incluso de buscarlas en un programa de televisión», explica, «pero solo sabía sus nombres, no sus apellidos, y era como buscar una aguja en un pajar».
Un 'falso' asistente social
Ella se convirtió precisamente en el hilo del que comenzaron a tirar los detectives de la agencia Abelsa. «Teníamos poca información, pero conseguimos localizar a María José», explica Salvador Martínez, uno de los responsables de la agencia. Haciéndose pasar por asistente social -María José está ahora tratando de tramitar ayudas para sacar a su familia adelante-, este detective logró colarse en la casa de María José y, de forma discreta, comenzó a sonsacarle datos sobre su vida. «Ella mismo me explicó que tenía unas hermanas mellizas a las que no había llegado a conocer», explica Salvador. «Cuando le confesé quién era y le dije sus nombres rompió a llorar».
El colofón de esta historia se vivió ayer en Murcia, en el comedor de un pequeño piso del murciano barrio del Infante. Las tres hermanas que residen en Murcia habían quedado con el equipo de detectives privados para que éstos les hicieran entrega de unas fotografías y del contacto de sus hermanas mellizas en Cartagena. El grupo de Abelsa Detectives llegó, sin embargo, con una sorpresa bajo el brazo. Mercedes y Esperanza decidieron no aguardar ni un día más y se acercaron a la capital murciana a conocer a sus tres hermanas.
«Encontrarlas ha sido bonito. Me he emocionado mucho, confesaba ayer María José. «Hemos visto que nos parecemos incluso físicamente. Muy emocionante». A partir de ahora, estas cinco hermanas se plantean mantener la relación y comenzar a verse con frecuencia para ponerse al día de sus vidas. «Son tantas las cosas que nos tenemos que contar», recalca María José. «Tantas....».
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