¿Qué nivel de esfuerzo debe realizar un estudiante de un barrio poco favorecido, sin apoyo familiar ni un entorno apropiado, para conseguir un 6 de nota media? «Muchísimo mayor que el que emplea un alumno con unos padres volcados, con apoyos y recursos. Por esa razón considero que no es justo que los dos estudiantes tengan que sacar el mismo 6 para mantener su beca»
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Ese fue el argumento que ayer planteó el consejero de Educación, Constantino Sotoca, al ministro del ramo, José Ignacio Wert, durante la Conferencia Sectorial, en la que las autonomías analizaron el proyecto de real decreto que endurece y modifica los requisitos para lograr una beca de estudio en Bachillerato o Formación Profesional. El documento establece también los criterios de concesión de ayudas para estudios universitarios, pero estos no se trataron ayer. El rechazo de Sotoca al requisito del rendimiento académico fue planteado también por consejeros de otras comunidades, y la presión de las autonomías logró que finalmente el Ministerio se replanteara el nuevo sistema de ayudas académicas. Tras el encuentro, el ministro se comprometió a «estudiar» la posibilidad de rebajar la nota de corte necesaria para acceder a una beca en Bachillerato, que está prevista en un 6 en el documento que regulará las ayudas al estudio. Actualmente basta con aprobar.
El borrador plantea un cambio en la arquitectura de las becas de estudio, que pasan a estar compuestas de dos partes, una fija en función de la renta y la residencia durante el curso de 1.500 euros cada una, y una variable de un mínimo de 60 euros que se calculará en función de cuestiones diversas, como la nota del solicitante o la disponi bilidad presupuestaria del Gobierno. El documento establece además la obligatoriedad de que los estudiantes logren una nota media para conseguir o mantener la ayuda: un 6 para los de Bachillerato, un 5,5 para los alumnos de grados superiores de FP, y un 5 para los grados medios.
Un sistema que no gusta a Sotoca por dos razones. En primer lugar, por las diferencias que se establecen entre los tres modelos de enseñanza, que devaluarían de nuevo la FP. Pero sobre todo porque el sistema no tiene en cuenta las desigualdades socioeconómicas de los estudiantes. «Es injusto negarle la ayuda a un estudiante de Bachillerato que, con un ambiente poco favorable y sin recursos saca un 5,9. ¿Y si además el chico trabaja y tiene menos tiempo para estudiar?, ¿cómo se premia ese esfuerzo», planteó ayer el consejero, quien no obstante es partidario de que los estudiantes con mejores expedientes reciban incentivos económicos añadidos para «premiar el esfuerzo». El consejero tiene claro además que el sistema de becas vinculado al rendimiento provocaría que muchos estudiantes que actualmente disfrutan de ayuda la perdieran.
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