Cuatro patrullas acotaron la zona y desviaron a los adolescentes, parte de los cuales montó su fiesta en otros lugares sin grandes molestias para los vecinos
La amenaza de un botelleo masivo protagonizado por adolescentes, casi todos menores de edad, en la explanada del estadio Cartagonova, fue contrarrestada ayer con éxito por la Policía Local. Asi, se evito que alrededor de dos mil estudiantes de la ESO se aglomeraran en esa zona desde la que el ruido causado molesta a miles de vecinos de los edificios ubicados al otro lado de la Rambla de Benipila.
Finalmente, la fiesta multitudinaria quedó en menos de la mitad de asistentes y tuvo lugar, a oscuras, en un descampado situado a medio camino entre el campo de fútbol y el centro comercial Eroski, en el que antiguamente se ubicaba el campamento de Carthagineses y Romanos.
La convocatoria se generó a través de las redes sociales y fue detectada por el cuerpo de seguridad del Ayuntamiento pasadas las diez de la noche, según el nuevo coordinador de Seguridad, Juan Antonio Calabria. Y él y el concejal, Mariano García, decidieron hacerle frente con los agentes en servicio ordinario. Al menos una docena de agentes, a bordo de seis coches patrulla, que estaban de servicio en el centro y en algunas fiestas de barrios y diputaciones, ayudaron a fijar dos puestos de control en los que interceptar a los jóvenes que acudían a la cita con bolsas llenas de botellas de bebidas alcohólicas, refrescos y hielo. Uno de ellos se situó al pie del puente de Soldado Rosique. El otro, junto a la bajada de la pasarela peatonal de Luis Calandre. Los agentes allí destacados colocaron vallas para evitar la entrada de vehículos y advirtieron a quienes llegaban a pie con bolsas que no podían quedarse allí a beber. El jefe del cuerpo, Manuel Asensio, dirigió el dispositivo in situ a partir de las once de la noche.
Algunos jovenes decidieron darse la vuelta. Pero otros muchos se decantaron por buscar un nuevo lugar en el que agruparse, en concreto, el antiguo emplazamiento del campamento de las Fiestas históricas. Los agentes les permitieron pasar en esa dirección. Pero para evitar que alguno aprovechara para quedarse junto al estadio, se avisó a un camión de la empresa municipal de limpieza viaria (Lhicarsa) que se dedicó a dar vueltas por toda la explanada y lanzar chorros de agua como disuasión.
Los cientos de jovenes que llegaron a su destino tuvieron que pasar la velada en la oscuridad, bajo un cielo en el que la luna apenas brillaba, oculta tras las nubes, y utilizando los móviles para alumbrarse. El resto regreso a sus casas o se desperdigó por los alrededores de la Alameda de San Antón para formar perqueños núcleos de botelleo, sin causas muchas molestias a vecinos y viandantes.
De vuelta de San Javier
El botelleo se convocó de manera sorpresiva cuando la suspensión de una gran fiesta de graduación de infinidad d einstitutos de la Comarca, en una discoteca de San Javier, dejó sin plan a más de tres mil jóvenes, de los que alrededor de la mitad son de Cartagena. Muchos de ellos no llegaron a subir a los autobuses que les iban a llevara hasta ese local. Otros regresaron en esos transportes sin haberse bajado. Pocos renunciaron de antemano a seguir la noche de la forma que fuera. Y ya que contaban con los ingredientes alcohólicos que habían comprado, decidieron montarse la fiesta por si mismos en el lugar que se ha convertido ya en tradicional: la explanada del Carthagonova.
La actuación de la Policía Local había fracasado en casos precedentes, al intentar disolver a multitudes que ya se había instalado allí, coches incluidos. En esta ocasión, se previó lo que iba a pasar y se evitó que uno solo de los jovenes abriera una botella de alcohol en la zona.
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