Rajoy ignora a Rubalcaba para ahondar en la imagen de fin de ciclo que simboliza el aún hoy líder socialista
28.06.11 - 06:30 - Si algún día José Luis Rodríguez Zapatero hubiera hecho el ejercicio de pensar cuál podía ser el peor escenario para un debate sobre el estado de la nación, seguramente habría llegado a dibujar un cuadro muy parecido a lo que se vivirá hoy en el Congreso. El presidente del Gobierno se plantó hace un año en la cámara baja con un discurso de abnegación, pero también con un mensaje de fe en las posibilidades de España para salir del bache. Casi 12 meses después, poco ha cambiado y algunos indicadores han ido, para más inri, a peor.
El jefe del Ejecutivo no podrá abstraerse, en ningún caso, de la enorme incertidumbre que se cierne, otra vez, sobre Grecia y el euro, y subirá a la tribuna con una 'antena' puesta en la prima de riesgode la deuda española, que este martes llegó a tocar los 293 puntos básicos, una cifra de vértigo. Ni siquiera tendrá grandes logros que poner encima de la mesa, más allá de haber conseguido cumplir los objetivos de déficit para el pasado año y de haber sobrevivido al incesante acecho de los mercados. Tras un año de "esfuerzo colectivo", tendrá que volver a pedir más sacrificio y tendrá que solicitar confianza en el mismo programa, ni una coma más ni una coma menos, que ya expuso en 2010.
"Este ha sido el año de tener que hacer reformas estructurales por una sencilla razón, porque nuestra economía las necesita para salir cuanto antes de la crisis", subrayó ayer el portavoz parlamentario del PSOE, José Antonio Alonso. Lo que no dijo es que continuará siéndolo porque de todas las reformasque el jefe del Ejecutivo llevó a su último debate apenas hay una terminada. La del mercado laboral avanza a trancas y barrancas, la del sistema financiero no termina de cerrarse y la de las pensiones, que alarga la edad de jubilación hasta los 67 años, llegó ayer por fin al Senado con los únicos votos favorables del PSOE y CiU.
Probablemente, ni en sus peores sueños creyó Zapatero que en su último discurso sobre el estado de la nación tendría que cargar con una losa tan pesada sobre su conciencia como la de que en España hayacasi cinco millones de parados. Y tampoco que vendría de encajar el peor resultado jamás obtenido por su formación en unas elecciones autonómicas y municipales.
Interés general
Con estos mimbres, los asesores del presidente auguran una intervención sin fuegos de artificio, cargada de sentido histórico y, como todas las protagonizadas en los últimos meses por el jefe del Ejecutivo, centrada en la idea de que si ha estado dispuesto a perderlo todo -el poder territorial de su partido; de algún modo, el liderazgo del PSOE y, sin duda, su enorme popularidad entre el electorado de izquierdas- ha sido porque ha antepuesto el "interés general" al personal. La misma razón por la quedefenderá que debe agotar la legislatura.
El líder de la oposición, que nunca había tenido un debate de política general tan de cara, está dispuesto a darle la puntilla.
La que será su jefa de campaña, Ana Mato, ofreció ya este lunes un adelanto. "El Gobierno está agotado y sólo impulsado por Rubalcaba, quien intenta alargar la legislatura lo más posible aunque sea negativo para España y aunque afecte a la salida de la crisis".
Pese a la referencia de Mato al vicepresidente primero y candidato socialista a las generales, no se espera que Rajoy apunte en esa dirección. Su objetivo es abundar en la imagen de fin de ciclo, no ayudar al PSOE a dar la sensación de que ha sido capaz de estrenar una nueva etapa con el 'séptimo de caballería' al frente.
Sus asesores aseguran que podrá verse al Rajoy más previsible, pero aún así pasó buena parte de la tarde de ayer recluido en casa para preparar su intervención.
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