sábado, 15 de enero de 2011

Las protestas acaban con 23 años de poder de Ben Alí en un Túnez en estado de excepción

El presidente depuesto de Túnez se refugia junto a su familia en Arabia Saudí
El primer ministro asume el poder al ser "incapaz" el presidente
Ben Alí vuela a un destino europeo, probablemente Francia
Se decreta el estado de excepción y se cierra el espacio aéreo
Batalla campal en las calles de Túnez entre Policía y manifestantes
Radio Televisión Española






RTVE.es/ AGENCIAS 
15.01.2011 - 03:18h
Cuando hace poco menos de un mes Mohamed Bouazizi, un parado tunecino de 26 años, se inmolaba después de que la Policía le confiscara el carrito con la fruta que vendía para sobrevivir, nadie podía imaginar que se iniciaría una oleada de protestas que provocaría la salida precipitada del país de poder deZine el Abidine Ben Alíel hombre que ha gobernado Túnez con mano de hierro durante 23 años.
Ben Alí ha abandonado el país en avión con rumbo aun punto desconocido del norte -ya ha sobrevolado el espacio aéreo de Malta sobre las 20:00 horas, según ha confirmado un portavoz del gobierno maltés- al ser incapaz de controlar las protestas que, como un tsunami silencioso, han ido creciendo hasta sumir a uno de los puntos más estables del Magreb en el caos político.
De las ciudades de las provincias empobrecidas del sur a los estudiantes y jóvenes de la capital hasta llegar incluso a los grandes balnearios turíssticos, todo el país se ha levantado por el alto desempleo y la subida de los precios de los alimentos sin que el Gobierno haya podido hacer nada para controlarlo.

El rumbo de Ben Alí

De hecho, hasta el último momento el presidente ha tratado de calmar las manifestaciones cesando primero al ministro de Interior, anunciando luego su renuncia a la reelección y cesando al gobierno esta misma tarde.
Finalmente ha tenido que marcharse y parece que su destino podría ser Francia. Aunque el Gobierno francés no confirma que se dirija a París y ha negado que haya habido petición alguna de asilo, la Policía le espera en un aeropuerto cercano a París.
El lugar de Ben Alí ha sido ocupado por el primer ministro, Mohamed Ganuchi, que ha declarado que el jefe de estado "es incapaz temporalmente de asumir sus deberes".
"Conforme al artículo 56 de la Constitución, asumo a partir de este instante el cargo de presidente interino", ha anunciado el primer ministro, de 69 años, que ha subrayado que estará en el poder hasta que se convoquen elecciones anticipadas.
El nuevo presidente ha aparecido en una retransimisión en directo anunciada por la televisión estatal como "histórica" desde el palacio presidencial de Cartago. Estaba acompañado por el presidente de la Cámara de Diputados, Fouad Mebazaa y el de la Cámara de Consejeros (Senado), Abdalá Kallal.

Compromiso constitucional

"Me comprometo a respetar la Constitución y a implementar las reformas políticas, económicas y sociales que se han anunciado...en consulta con todas las fuerzas políticas incluidos los partidos y la sociedad civil", ha subrayado.
El primer ministro es un hombre de confianza de Ben Alí, que ascendió con él al poder cuando éste se alzó contra el anterior presidente y le declaró incapaz en el año 87 cuando él era, paradójicamente, primer ministro.
Tras ocupar varios cargos de confianza se convirtió en su primer ministro en 1999. En los últimos días ha tenido un perfil público muy acentuado, anunciando el cese del ministro del Interior y tratando de defender ante los medios internacionales la forma en la que han gestionado la crisis.
Sin embargo, Ganuchi ha asumido la Presidencia interina con importantes dudas sobre quién tiene en realidad el control de un país que se encuentra en estado de excepción y toque de queda y tiene cerrado el espacio aéreo.
"Hago un llamamiento a los tunecinos de todas las sensibilidades políticas y regionales a que hagan muestra de patriotismo y unidad", ha declarado solemnemente el primer ministro.
Por su parte, representantes de los principales partidos políticos de la oposición tunecina han pedido desde París un Gobierno provisional de tres meses, tal y como fija la Constitución de ese país.
Un portavoz del Comité por el Respeto de las Libertades y los Derechos Humanos en Túnez (CRLDHT), Kamel Jendoubi, ha indicado que desde la oposición tunecina temen que se esté produciendo un "golpe de Estado" militar en su país
"Es una información inquietante, muy inquietante", ha alertado Jendoubi.
En este sentido, la emisora qatarí Al Jazeera ha informado de que en realidad es el ejército el que ha tomado el control de la situación.
El estado de excepción regirá en todo el país con un toque de queda desde las 17:00 hasta las 06:00 horas y ha prohibido las reuniones de más tres personas.
En cuanto ha entrado en vigor el estado de excepción se han empezado a escuchar disparos de armas automáticas en el centro de Túnez, según han constatado periodistas de la agencia AFP, que no han podido concretar si esos disparos vienen de las fuerzas de seguridad, que tienen la orden disparar contra todo aquel "sospechoso" de no cumplir las normas.
El Ejército ha tomado el control del aeropuerto internacional de Túnez-Cartago, mientras que el espacio aéreo ha sido cerrado. 

Manifestaciones recrudecidas

Hasta la entrada en vigor del decreto, los enfrentamientos se habían recrudecido en el centro de la capital.
"A esta hora es imposible saber el número de víctimas y su gravedad", señala el enviado especial de TVE a Túnez, Antonio Parreño.
Miles de manifestantes durante toda la mañana se han concentrado frente al Ministerio del Interior para exigir la dimisión inmediata del presidente hasta que la Policía ha cargado con gases lacrimógenos y fuego real.
Y es que, a pesar de que la noche del jueves Ben Alí anunció que no repetiría como candidato en las Presidenciales de 2014, en las calles continuaron las protestas y, según fuentes hospitalarias, al menos 13 personas murieron en las últimas horas a manos de la Policía.
Eran los últimos que engrosaban una cifra de muertos en los enfrentamientos entre los manifestantes y la Policía que sigue siendo confusa. Mientras el Gobierno no reconoce más de 30, sindicatos y organizaciones de derechos humanos elevan la cifra de víctimas mortales a más de 70.
Y todo porque un parado de una localidad perdida del sur del país recibió una multa y, de repente, dijo basta.

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