El presidente extremeño urge al líder socialista a que aclare sus planes cuanto antes para que las autonómicas no sean un plebiscito
29.01.11 - 03:20 -/ la Verdad
El debate sobre la sucesión de José Luis Rodríguez Zapatero amenaza con envenenar la convención autonómica que el PSOE celebra este fin de semana en Zaragoza. Un cónclave pensado para diseñar el programa marco de los socialistas para las elecciones del 22 de mayo que puede transformarse en un gran altavoz del debate que la dirección del partido quiere acallar a toda costa. Entretanto, la polémica, lejos de apaciguarse, crece con opiniones para todos los gustos.
Los planes del presidente del Gobierno para llevar a buen puerto una transición ordenada en el PSOE están cerca de saltar por los aires. El debate ha cobrado tal intensidad que en buena medida ha opacado el éxito del acuerdo social para la reforma de las pensiones, uno de los tantos más importantes que podía apuntarse el Ejecutivo. Ya lo dijo el candidato socialista a la Comunidad de Madrid, Tomás Gómez, quien tachó de «error catastrófico» abrir esa discusión el «día histórico» del pacto. Ahora, esa situación puede repetirse en la convención de Zaragoza que abren hoy el presidente y el vicesecretario general del PSOE, Manuel Chaves y José Blanco, y cierra mañana Zapatero.
El cónclave, para el que están acreditados 2.500 cargos autonómicos y municipales socialistas, reunirá a la dirección del partido y los 'barones' territoriales. No hay que ser un genio para aventurar que buena parte de las conversaciones van a girar en torno a la candidatura del líder del PSOE para las elecciones generales y su reemplazo por Alfredo Pérez Rubalcaba. El riesgo, por tanto, de que el programa autonómico quede en segundo plano es grande.
Si la incógnita no se resuelve, que es muy improbable, o el debate no se aplaca, difícil pero más factible, cabe la posibilidad de que también enturbie la semana triunfal que tiene Zapatero por delante. El miércoles firma el pacto social de las pensiones con los sindicatos en la Moncloa; el jueves es el anfitrión de la cumbre hispano-alemana de Madrid con la canciller Angela Merkel; y el viernes acudirá al Consejo Europeo de Bruselas con los deberes de las reformas casi hechos.
Impaciencia
La impaciencia, mientras, empieza a desbordarse en el PSOE. El presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, urgió al jefe del Ejecutivo a que explique qué va a hacer con la candidatura antes de las elecciones autonómicas para que esos comicios no se conviertan en «un plebiscito» sobre Zapatero. Ese, agregó, es el objetivo del PP, que las autonómicas se centren en el presidente y «no se discuta sobre qué tipo de política» se tiene que hacer en autonomías y ayuntamientos.
Fernández Vara verbalizó de esa forma el sentir de muchos dirigentes socialistas que también temen que los comicios de mayo se transformen en una primera vuelta de las elecciones generales y ellos reciban el castigo que los ciudadanos quisieran propinar a Zapatero por sus medidas para hacer frente a la crisis. Creen del mismo modo que si no se aclaran las dudas sobre la candidatura el PP habrá encontrado otro flanco para arremeter. De hecho, la portavoz popular en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, hurgó ayer en ese terreno y vio «más preocupados» a los socialistas por saber «quién va a ser el líder de la oposición en 2012 que por quién gobierna en 2011».
Los desvelos del jefe del Ejecutivo para que el relevo sea una balsa de aceite también están en el alero por culpa de sus más acérrimos defensores. Juan Fernando López Aguilar, jefe del grupo socialista español en el Parlamento europeo y uno de los primeros apoyos del líder socialista en Nueva Vía, rechazó que en el PSOE se pueda pensar en otro candidato que no sea el presidente del Gobierno. «No veo a otro», señaló. La opción Rubalcaba encuentra serias resistencias en los que formaron parte de Nueva Vía, la plataforma que aupó a Zapatero a la secretaría general del PSOE en 2000, porque consideran que sería una vuelta atrás y el reconocimiento del fracaso de una generación de socialistas.
El secretario de Organización del PSOE, Marcelino Iglesias, entretanto, intentó tapar el sol con las manos y negó que haya abierto un debate sucesorio. No hay «ningún debate ni ninguna sucesión», afirmó el número tres de los socialistas.
Pero hasta una compañera suya en la ejecutiva, la portavoz del comité electoral, Elena Valenciano, terció en la, según Iglesias, inexistente polémica para introducir un ingrediente más. Afirmó que si Zapatero decidiera no presentarse en 2012 no sería necesario que dejara la secretaría general del PSOE. El proceso sería, según explicó, celebrar unas elecciones primarias para elegir el candidato, siempre que haya más de un aspirante, y después en un congreso federal se elegiría el secretario general y nuevo líder del partido.
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