NAZARENA BALAGUER / La Opinión Vecinos y comerciantes del casco antiguo están recogiendo firmas en contra de la prostitución callejera. El colectivo exige más seguridad y control policial en las calles de esta zona del centro. Los afectados quieren que el ayuntamiento de Cartagena adopte medidas. "Tanto la Policía Nacional como la Local nos echan una mano siempre que lo hemos pedido.
No queremos que la actividad de estas mujeres espante a la clientela que desde hace años viene a nuestros comercios", señalaron fuentes de la Asociación de Vecinos Isidoro Máiquez. Aunque el foco principal de la prostitución se encuentra en la calle Beatas, hace tiempo que se ha extendido a la plaza San Francisco y a las calles San Vicente y San Fernando, a plena luz del día. "Es un impacto para la zona porque hay tramos que transitan los turistas cuando visitan los lugares históricos.
Da muy mala imagen", señaló el dueño de un conocido establecimiento que prefirió permanecer en el anonimato. "El problema es que interesa que esto esté cada vez más degradado. El suelo es un negocio. Cuanto peor esté esto, menos atractivo y más barato estará", aseguró este comerciante.
La prostitución callejera es un problema difícil de resolver. "No se puede obligar a una prostituta a que se marche si no se demuestra lo que hace. La ley permite que circules libremente por la calle. Es más complejo de lo que parece", explicaron fuentes de Interior.
El Ayuntamiento colabora con los medios de los que dispone. "Utilizamos las herramientas de que disponemos, siempre dentro de nuestras competencias, que son las sociales. Les facilitamos información para un control sanitario adecuado, pero es un colectivo con el que no es fácil comunicarse", señalaron desde Asuntos Sociales.
Los vecinos están acostumbrados a ver a las mujeres haciendo la carrera desde sus balcones. "No es un espectáculo agradable de ver. El otro día había una pobre mujer que parecía del Este de Europa con la cara llena de moratones. Parecía que le acababan de dar una paliza. Eran las dos de la tarde, pero por lo visto nadie quiere darse cuenta", explicó una vecina de San Vicente.
Cierre de varios pisos.
A principios de año, la Policía Local cerró varios pisos y un bajo en los que se ejercía la prostitución en la calle Beatas. Se identificó a más de treinta extranjeras. Después de esta redada se abrió, según los vecinos, la caja de los truenos. "Están todo el día en la calle. Si te acercas a la calle Beatas, las mujeres siguen practicando el oficio. Todo sigue igual, o peor", dijeron.
A pesar de todo, vecinos y comerciantes no quieren dejar de ser optimistas. "Aquí vive gente desde hace más de cuarenta años y no quieren irse a otro sitio. Sigue siendo una de las mejores zonas del centro. Todo está a mano y hay zonas remodeladas, aunque lo que nos preocupa es el tiempo que tardarán en construir sobre las casas que se han derruido.
El centro se ha convertido en un gigantesco solar", afirmaron desde la asociación Isidoro Máiquez.
Mientras la situación no cambia, los comerciantes desarrollan sus propias estrategias, el marketing de toda la vida. "No vamos a cerrar nuestros negocios. Aquí está una de las principales arterias comerciales de Cartagena, viene gente de todos sitios a comprar. No hemos perdido clientela. Se abren comercios y si lo piensas bien, aquí no hay más atracos que en otras partes del centro, es una zona tranquila, y aunque hay mucho vecindario nuevo, la gente joven siempre es bienvenida.
Se vive y se deja vivir", dijo la dependienta de una franquicia de calzados. La mayor parte de las prostitutas son extranjeras, según los vecinos. "Ahora hay poca actividad, seguramente porque muchos de los clientes son magrebíes y están de Ramadán", afirmó Salvador Hernández, un jubilado que vive en la Serreta desde mediados de los 60.
Pero los vecinos y comerciantes también tienen expectativas. "Cuando se abra el nuevo centro de salud, con su yacimiento arqueológico en el sótano, vendrán turistas por estas calles. En el Ayuntamiento tendrá que prestarnos más atención", dijeron desde la asociación. Y también planes: "Queremos hacer actividades culturales. Hay que pensar que las cosas tienen arreglo, porque si no, no cambiarán", subrayaron.
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