El Faro
La segunda noche consecutiva de disturbios en el barrio de las 200 Viviendas de Roquetas de Mar (Almería) ha terminado con cuatro subsaharianos detenidos y con, al menos, un agente de la Guardia Civil herido, según ha informado la Subdelegación del Gobierno.
Los últimos arrestados por desórdenes públicos y delitos de atentado y resistencia grave a la autoridad, a los que se suman los otros cuatro apresados durante los incidentes acaecidos en la madrugada de ayer, proceden de Guinea Bissau y de Senegal.
Los disturbios generados en esta localidad del Poniente almeriense tras la muerte a puñaladas hace 24 horas de un senegalés de 28 años, se reanudaron pasadas las 21.30 horas del domingo, cuando un grupo de subsaharianos trató de apedrear una ambulancia.
Como ya avanzaron fuentes policiales, al menos uno de los agentes de la Guardia Civil que velaron por el restablecimiento del orden resultó lesionado y precisó de atención en el centro sanitario de la localidad.
Las fuentes han señalado que, aproximadamente, a partir de las 2.00 horas de la madrugada se restableció la normalidad en el barrio, bajo la vigilancia de los agentes.
Un vecino asustado
La Subdelegación del Gobierno informó de que, tras una tarde de aparente calma, un vecino que caminaba por la barriada de las 200 Viviendas se asustó al pasar junto a diversos grupos de subsaharianos, por lo que aceleró el paso, se cayó accidentalmente y precisó atención sanitaria.
La ambulancia que se trasladó al lugar para auxiliar al hombre, fue recibida por numerosos subsaharianos que trató de atacar al personal sanitario a pedradas y botellazos, en una réplica de lo que hicieron durante la madrugada de ayer con las Fuerzas de Seguridad y los bomberos.
Los senegaleses justifican su decisión de irse a la calle y piden Justicia porque sin ella, "otro gitano matará a otro moreno y, otra vez, no pasará nada"Nuevamente, los subsaharianos, indignados por el apuñalamiento de su compañero, levantaron numerosas barricadas de contenedores que ardieron en una amplia zona situada en torno a la plaza de Andalucía, plagada esta madrugada de cristales rotos, muestra de los enfrentamientos que se han registrado en las últimas horas.
Además, los inmigrantes volvieron a arrojar piedras y cristales, como pudieron comprobar los propios periodistas, a los que lanzaron una botella de cristal desde el balcón de una vivienda.
Con la iluminación pública del barrio totalmente apagada, y mientras un helicóptero del Instituto Armado sobrevolaba el lugar, las patrullas fueron dispersando a los pequeños grupos que se formaron, con la orden de intervenir de inmediato ante cualquier incidente.
De hecho, a la una de la madrugada, los agentes tuvieron que desplegarse en la misma plaza, al formarse una amplia aglomeración de subsaharianos de la que provenían los gritos desgarrados de un hombre que, finalmente, según apuntaron las fuentes policiales y los propios compañeros de éste, sufrió simplemente un ataque de ansiedad por el que se requirió la presencia de una ambulancia.
Mientras todo esto ocurría, seis subsaharianos que permanecían expectantes en la plaza de Andalucía, muy próxima al lugar en el que murió el ciudadano senegalés, justificaron ante los periodistas su decisión de "echarse a la calle" en su deseo de que se haga Justicia con su compañero muerto, "porque sin Justicia, otro gitano matará a otro moreno y, otra vez, no pasará nada".
Las fuerzas del orden alertan a los vecinos de la peligrosidad de la zona y a las personas que accedían a ella y permanecen en el barrio esta madrugada para prevenir nuevos disturbios.
Los incidentes de esta madrugada se han producido después de que, a las 23.20 horas del sábado, el senegalés O.K. muriera apuñalado en el transcurso de una pelea motivada en principio por un ajuste de cuentas relacionado con el tráfico de drogas.
El joven inmigrante fue atacado con un arma blanca por un español, que se encuentra en paradero desconocido, aunque ya ha sido identificado.
Enfurecidos por el apuñalamiento, numerosos compatriotas salieron la calle para vengar su muerte, montaron barricadas, recibieron a los bomberos a pedradas e incendiaron dos viviendas de familiares del autor del presunto apuñalamiento.
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