La primera dama irrumpió en la gala para entregar el galardón a mejor cinta a ‘Argo’, una película que bendice a la CIA
Llevábamos toda la noche esperando sorpresas, en una gala sosa y exenta de ellas y vino Michelle Obama y se plantó –vía videoconferencia desde la Casa Blanca- en la gala de los Oscar para decir aquello de ‘The Oscar goes to… ‘Argo’. El gran premio de la noche, el de mejor película, fue a parar a manos de Ben Affleck, convirtiéndose de esta manera en el cuarto director en conseguirlo sin haber sido nominado a mejor dirección.
De paso, la aparición de la primera dama reforzó la tesis política: ¿Acaso no es ‘Argo’ un lavado de cara a la CIA, por muy vibrante y correcto que sea este thriller con pinceladas cómicas? La película, que recibió también el Oscar a mejor guión adaptado y montaje, retrata con alarde patriótico, el rocambolesco pero exitoso rescate de un grupo de rehenes americanos en el Irán de 1979, mientras se hacían pasar por el equipo de rodaje de una película de ciencia ficción inexistente. Hollywood y la política unidos entonces, y unidos ahora gracias a Michelle Obama y a Ben Affleck.
Film solvente, que se ha ido ganando a pulso y golpe de premios –de los Bafta a los Globos de Oro, el Oscar a mejor película-, confirma a Affleck como mejor director que actor y como uno de los hijos mimados de la industria de Los Ángeles. “Hace 15 años me distéis este premio y no tenía ni idea de lo que hacía. Yo era un crío”, dijo un emocionado Affleck, recordando su primer Oscar por ‘El indomable Will Hunting’.
Fue una noche con premios muy repartidos y un solo perdedor: Spileberg. Ang Lee, que recogió el Oscar a mejor director por ‘La vida de Pi’ (antes ya lo había recibido por ‘Brokeback Mountain’), no era el favorito, mucho más lo era Spielberg, pero su premio por el alarde de imaginación y la proeza fabuladora y técnica de su película fue también un Oscar a la película más taquillera de entre las nominadas, así como un espaldarazo al 3D. ‘La vida de PI’, que partía con solo cinco nominaciones se acabó yendo a casa con la mayor cantidad de Oscar de la noche: cuatro (dirección, efectos especiales, fotografía y música original).
Spielberg fue el que peor tajada se llevó: de las nueve nominaciones con que partía ‘Lincoln’ se llevó solo dos. El rey Midas de Hollywood, que por mucho poder que tenga dentro de la industria solo cuenta con un Oscar en su carrera, solo pudo sentirse orgulloso cuando Daniel Day Lewis recibió el Oscar a mejor actor, por encarnar al presidente que logró sacar adelante la Enmienda número 13 de la Constitución americana, aquella que abolía la esclavitud . Las huellas de la esclavitud, presentes en su película, y uno de los temas de los Oscar 2013, también se colaron en el momento en que Tarantino recogía el Oscar a mejor guión original, otro de los premios cantados.
Perplejidades
Jennifer Lawrence también se puede incluir dentro de la categoría de las perplejidades –y no porque se cayera subiendo la escalinata al escenario-. La joven actriz que debutó hace apenas cuatro años con ‘Frozen River’ le arrebató el Oscar a Emmanuelle Riva y Jessica Chastain, y también a la pequeña Quvenzhané Wallis de ‘Bestias del sur salvaje’, pero el hecho de que fuera por su trabajo en una película cuya maquinaria estaba accionada por los tiburones Weinstein – los productores y distribuidores que convierten en Oscar todo lo que tocan- hace que el premio a la joven actriz de ‘El lado bueno de las cosas’ no se pueda catalogar de sorpresa.
Por lo demás, una noche un tanto plana: desde los premios, a los discursos de los premiados –solo Daniel Day-Lewis y su broma sobre Meryl Streep y Margaret Tatcher brilló-. El show, con un Seth MacFarlane poco sembrado, fue puntual pero poco brillante y solo el monólogo del arranque (con la aparición estelar del Capitán Kirk de ‘Star Trek’ y el número musical sobre las tetas de las actrices de MacFarlane) pudo tener cierto gancho. De resto, no pasó nota porque no pasó nada, aunque tampoco hizo el ridículo, como hace años James Franco. Al final, fue una noche correcta y puntual pero insufriblemente sosa, sin que por ello no hubiera momentazos como Shirley Bassey cantando ‘Goldfinger’, parte de uno de los homenajes a los 50 años de James Bond que sembraron la gala. Entre otros, el Oscar a mejor canción original para Adele, por ‘Skyfall’.
También era favorito el mejor actor de reparto, el primero en entregarse esta noche: el extraordinario Christoph Waltz ha llegado a Hollywood para hacer plenos de la mano de Tarantino, con quien ya ganó un Oscar por ‘Malditos bastardos’. Anne Hathaway recibió el Oscar a mejor actriz por ‘Los miserables’, película musical que protagonizó buena parte de los momentos de una gala dedicada a homenajear el género musical.
Tampoco fue imprevisto que la categoría de mejor animación fuera para Pixar y ‘Brave’, una vez más los amos de la animación del siglo XXI. O el merecido reconocimiento a ‘Searching for sugar Man’ como mejor documental, que rescata la inverosímil y apasionante historia del músico Sixto Rodriguez. La lista de predicciones confirmadas también incluye, por supuesto, a ‘Amor’ de Haneke, que dedicó el Oscar “a su amor”, su mujer, y que suma el Oscar a los premios más importantes del año, desde la Palma de Oro en Cannes al Bafta, el Globo de Oro, o los Cesar. Una de las grandes películas del año.
Los representantes españoles se quedaron sin premio: ni Paco Delgado, por su trabajo en el vestuario de ‘Los miserables’ ni Naomi Watts, representante del film español ‘Lo imposible’ traerán ninguna estatuilla a España. Ahora bien, como dijo Bayona, en su twitter poco después de acabada la gala: es hora de celebrar. El show debe continuar.
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