14.03.10 - 00:49 -
G. MÁRMOL CARTAGENA. / La Verdad
Será quizás porque pasó los primeros años de su vida, esos que curten la personalidad, bajo el lluvioso cielo lucense. O porque ya se ha acostumbrado a esa correosa humedad marina de Cartagena, la misma que penetra hasta los huesos aun estando bien abrigado. El caso es que a la alcaldesa Pilar Barreiro nunca le salpica el agua por mucho que arrecie la tormenta política, por mucha boria que le entre por los amplios ventanales del despacho del Palacio Consistorial que ocupa con vistas a la bocana.
Pilar Barreiro Álvarez (Lugo, 1955) vivía hace once meses los momentos más difíciles de sus entonces catorce años de regidora. El exceso de confianza de uno de sus principales concejales, Enrique Pérez Abellán, que recomendó a su hijo ingeniero para dirigir unas obras del Plan E y acabó siendo destituido, suponía su primer gran quebradero de cabeza desde que tomó posesión como primera autoridad municipal en el ya lejano verano de 1995.
Ha pasado casi un año de aquella crisis y por el camino ha encontrado otras dificultades no pequeñas: la imputación judicial de su vicealcalde y ex concejal de Urbanismo, Agustín Guillén, por la concesión de una licencia de obras en suelo que podría ser rural; la destitución de una asesora por negocios inmobiliarios de dudosa legalidad; la concesión de licencia para obrar en la ladera de Monte Sacro, una de las cinco colinas que abrigaban la histórica Carthagonova de los romanos; los líos poco claros con dinero público del presidente de la Junta Vecinal de Perín; o la polémica propuesta para urbanizar Cala Reona, la última playa virgen que queda entre Cabo de Palos y Calblanque, que su gobierno trata de incluir con calzador en el nuevo Plan General de Ordenación Urbana pese a la oposición generalizada, incluida la de algún miembro del Gobierno regional.
Nada de eso inquieta a Barreiro, cuyo papel sólo lo ponen en tela de juicio sus adversarios políticos o quienes más agraviados se sienten por alguna de sus últimas decisiones políticas. En la calle, la impresión es que sigue teniendo el mismo apoyo que cuando accedió a la Alcaldía en 1995, incluso más. Barreiro viste chubasquero y es de buena calidad.
Tal es su confianza que, desde que fue elegida diputada nacional del Partido Popular por Murcia, se permite pasar muchas semanas al año, de martes a jueves, en Madrid. Su equipo le cubre las espaldas y entre los cartageneros pocos la echan en falta.
«Pilar lo tiene todo bajo control. Podría estar tres meses sin venir por Cartagena, que todo seguiría igual», destaca quien fue en otra época un destacado colaborador del Partido Popular. La alcaldesa marcha tranquila a ejercer sus labores de diputada a la capital del Reino sabiendo que a la vuelta todo estará como lo dejó.
Tan cómoda parece sentirse La Jefa -pronúnciese con tono reverencial, solemne, que así es como la nombran sus acólitos- que estos días vuelve a repuntar la teoría de que volverá a presentarse por quinta vez a la reelección como alcaldesa. Dentro nadie se atrave a postularse como recambio, y los Guillén, Segado, Albaladejo y compañía tendrán que seguir calentando banquillo otra legislatura más.
El PP saca pecho con ella
Lo mejor para Barreiro y lo peor para sus adversarios es que en el Partido Popular interpretan ya datos muy optimistas para sus intereses. La mayoría absoluta en el municipio de Cartagena la dan por hecha a catorce meses de la próxima cita electoral, salvo cataclismo, que parece poco probable.
Es más. En el PP se ponen a hacer cuentas y auguran datos históricos: ven hasta probable aumentar sus dieciséis concejales actuales, debido a la crisis que ha dejado al PSOE sin dos de sus nueve ediles y a que dan por hecho que Movimiento Ciudadano perderá uno de sus dos representantes.
Pero a La Jefa nada de eso le inquieta. Incluso le disgusta que se especule con su futuro político y que se hagan quinielas tan pronto. Ella sigue a su ritmo, ajena a las polémicas ciudadanas y rentabilizando cada uno de sus esfuerzos, por pequeño que estos sean. Verbigracia: la aceptadísima peatonalización del casco histórico, que acometió con los comerciantes en contra. O el prometedor futuro, a decir de ella, que le espera a Cartagena cuando inaugure el auditorio y centro de congresos que le costará a los cartageneros 36 millones de euros, 16 más de los previstos cuando empezaron las obras en julio de 2004.
A todo ello suma las flores que le echa de tarde en tarde el presidente de la Comunidad Autónoma, Ramón Luis Valcárcel, que han sido interpretadas en el último año como una evidencia de su predilección para cuando llegue el momento de dejar San Esteban. Barreiro, que de inocente no tiene un pelo, se deja querer, aun sabiendo que se trata de argucias de la política y que su futuro seguirá estando en Cartagena y Madrid, porque ella lo quiere así. Y en su partido también.
Ese escenario lo aprovecha Barreiro para proyectar por todos los rincones de la Región su creciente influencia política. Por eso no es extraño encontrarla en una cumbre de alcaldes en Lorca, reunida con los empresarios de Murcia o pronunciando un pregón de Semana Santa en Torreagüera, como ocurrirá hoy.
Pilar Barreiro ha ganado ese peso a base de votos y los votos, con mucho trabajo. A nadie se le escapa que tomó las riendas de un municipio gravemente afectado por la crisis industrial de 1990 y lo ha convertido en un actractivo destino turístico. La recuperación del monumental Teatro Romano, la construcción de su museo y la conversión de un sinfin de yacimientos arqueológicos en centros de intepretación de la historia púnica y romana son la principal prueba de ello.
Va a por todas
A la cultura también ha sacado el máximo rendimiento, con los festivales La Mar de Músicas y Mucho Más Mayo, que en pocos años son referencias nacionales en sus géneros. También apostó por Repsol cuando la multinacional sopesaba modernizar su refinería del Valle de Escombreras. Ahora se levanta allí la factoría petroquímica más importante de Europa, con la mayor inversión industrial que se ha hecho jamás en España: 3.600 millones de euros.
Tan bien le van las cosas a Pilar Barreiro que ya hasta habla de fútbol por mor de la impresionante campaña que realiza el Efesé camino de la Primera División. Hace un año Barreiro reconocía sin complejos que detestaba el balompié y no confiaba en que el equipo albinegro abandonara el pozo de la Segunda División B en el que llevaba atrapado la tira de años. Ahora va al palco del estadio Cartagonova y bromea con el presidente del club, el constructor, bodeguero y especialista en pitonisas Francisco Gómez.
Pero como La Jefa no se conforma con todo eso, ya ha puesto a toda su gente a trabajar de manera discreta en dos proyectos de calado: buscar los mejores terrenos para pujar por la inversión 'turísticocinematográfica' de la Paramount y Conténtpolis, el parque empresarial de las nuevas tecnologías digitales. Ambos son inversiones multimillonarias que crearán miles de puestos de trabajo. De ahí que la alcaldesa los quiere en su municipio.
El tiempo, los militantes de su partido y ella misma dirán en pocos meses qué futuro político le aguarda. De momento, es una evidencia que Pilar Barreiro gasta chubasquero y ya se ve de qué pasta está hecho.
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