06.02.11 - 01:06 -
En los últimos tres meses, ¿ha visto a algún vecino o turista transitando por las calles de Cartagena en una bicicleta del servicio municipal de préstamo, Bicity? La probabilidad de que lo haya hecho es muy baja, ya que sólo una treintena de personas tiene el carné de usuario y el sistema de alquiler es tan complicado que los visitantes ni intentan sacárselo. El fracaso del segundo modelo de arrendamiento de bicis puesto en marcha por el Ayuntamiento desde el año 2006 es tal que, al cabo sólo tres meses, el Gobierno municipal ya ha admitido la necesidad de hacer cambios como venían exigiéndole colectivos como Vía Libre o Bicue. De forma paralela, en los carriles bici, ya de por sí escasos y deslavazados, tampoco se ve a gente que utilice sus vehículos propios como medio alternativo al coche para ir al trabajo o hacer otro tipo de desplazamientos. ¿A qué se debe?
«El servicio de Bicity se ha puesto en funcionamiento con más pena que gloria y los ciudadanos no terminan de ver clara la nueva manera de gestionarlo. Resulta que para coger la bicicleta durante un día tienes que hacer un escrito y tienes que llevarlo al registro; es decir, tardas más en hacer todo el papeleo que el tiempo que vas a utilizar la bicicleta en ese día. Hay aspecto que en otras ciudades se están solventando con otras soluciones», criticó ya el 29 de noviembre la portavoz del PSOE en el Ayuntamiento, Caridad Rives, al defender una moción donde su grupo pedía cambiar de arriba a abajo la ordenanza de préstamo, aprobada sólo dos meses antes.
«Cuando un gobierno sale nuevo siempre se le deja un tiempo de tregua para ver si las cosas están funcionando o no y para mejorar. Y eso es lo que se pide, porque este servicio se ha puesto en marcha hace apenas un mes. Se ha cambiado alguna cosa, porque se ha podido comprobar que efectivamente no funcionaba tal y como se había planteado, y se seguirá mejorando. Lo que no hay que olvidar es que este municipio fue el pionero en este servicio de préstamo de bicicletas, y se ha tenido que adaptar a los nuevos tiempo, y se va a seguir trabajando para mejorarlo», respondió el concejal responsable del área de Desarrollo Sostenible y portavoz del Ejecutivo, Joaquín Segado, adelantando así el rechazo del PP a la propuesta socialista.
Segado pidió tiempo y, al cabo de dos meses, ha tenido que reconocer públicamente que el tipo de gestión propuesta por su departamento no ha funcionado.
De las trescientas bicis que el Ayuntamiento puso en la calle hace cinco años gracias a la apuesta decidida por el municipio de la Agencia de Gestión de la Energía de la Región de Murcia (Argem), se ha pasado a sólo veintiuna.
Los cuatro lugares de préstamo se han quedado en tres, a la espera de que se abra el cercano a El Corte Inglés; y, tal vez lo más relevante, de un sistema público, gratuito y sencillo para el usuario se ha pasado a una concesión administrativa a Bicicletas de Castilla León SL (que ha pagado unos 203.500 euros por tres años de contrato), unas tarifas de uso de tres euros al día o 30,10 al año (10 para estudiantes) y un farragoso procedimiento para darse de alta.
Aparcabicis en 'La Chincheta'
En sólo dos años, el antiguo Bicity alcanzó los siete mil usuarios. Pero el progresivo deterioro de las bicis y la desaparición de la gran mayoría de ellas, en parte por la falta de civismo y sobre todo por la ausencia de control y sanciones por parte de las autoridades municipales, llevó a una privatización que no ha mejorado nada.
No sólo son contados los usuarios, sino que la desidia en el mantenimiento por parte de los gestores de Bicity está haciendo que las bicis se estropeen con gran rapidez. Sólo hace falta darse una vuelta por los aparcamiento del Paseo del Muelle y Alfonso XIII para comprobar cómo la falta de uso y de cuidados, junto al hecho de que las bicis están a la intemperie todo el día ha hecho que las cadenas estén oxidadas.
También hay aparcabicis rotos en varias zonas de la ciudad, como el que aparece desde hace más de cien días en la sección 'La Chincheta' de este diario.
Campañas y alta por internet
Pero, además de Bicity, Cartagena tampoco destaca en el uso de las bicicletas particulares como medio de transporte habitual para ir al trabajo, de compras o para llevar o recoger a los niños del colegio.
Los atascos a las puertas de los centros escolares o junto a los campus de la Universidad Politécnica contrastan a diario con la imagen de los carriles bici de calles muy transitadas como Jorge Juan, Juan Fernández, Ronda Ciudad de La Unión o Real vacíos. Lo mismo sucede con otros con los del Paseo del Muelle o la Cuesta del Batel.
En medios municipales aseguran que cada vez hay más gente que se anima a usarla para eso o para hacer deporte aprovechando los carriles bici. Sin embargo, la opinión de dos expertos nacionales invitados hace poco a un foro sobre movilidad organizado por el PSOE se fueron de la ciudad con la impresión de que los carriles están vacíos, y de que si no se usan es porque hay pocos, falta continuidad y no tienen una imagen homogénea «que les identifique como tales».
La Federación de Asociaciones de Vecinos lleva mucho tiempo reclamando una verdadera apuesta por los carriles bici más allá de tramos aislados en el centro histórico y el Ensanche. Su president, Leandro Sánchez, ha hecho hincapié en el déficit de esta infraestructura en los barrios, para que por ejemplo circular entre Los Dolores o Urbanización Mediterráneo y el centro de la ciudad no equivalga a jugarse el tipo entre un mar de coches.
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