lunes, 22 de noviembre de 2010

'El tubo no tiene marcha atrás'


La Confederación se plantea reducir regadíos para compensar el caudal detraído al río Segura en la Vega Alta

22.11.10 - 01:06 - 
No se entuba el río, sino una parte del agua del Tajo para beber, que se desviará por una canalización subterránea. La Confederación Hidrográfica del Segura está haciendo verdaderos esfuerzos para explicar que el cauce del Segura no va a desaparecer tragado por una enorme tubería, en contra de la impresión que ha calado durante las últimas semanas en muchos ciudadanos de Cieza, Blanca y Abarán, los municipios que se verán más afectados. La directora general del Agua del Ministerio de Medio Ambiente, Marta Morén, ha declarado a 'La Verdad' que el proyecto no tiene marcha atrás.
Morén ha explicado que, en breve, se tomará una decisión sobre los cambios que se han realizado sobre el diseño inicial -el diámetro de la tubería será más pequeño- y en el coste de la obra. Opina que debe aprobarse lo antes posible para aprovechar los fondos europeos que hay disponibles para sufragar la mitad de la inversión. El coste se reducirá de 300 a 120 millones de euros. La directora general aduce motivos de salud pública y cree que es prioritario para mejorar la calidad del agua que consume la población.
Esta inversión, por otra parte, supone consolidar el Acueducto Tajo-Segura. Así lo ven desde el Ministerio, que no ejecutaría una obra tan costosa si el acueducto no tuviera futuro. La Confederación considera que el caudal del Segura entre el Cenajo y Ojós sufrirá una detracción media anual del 15% al privarle de los volúmenes del Tajo para los abastecimientos; esto es, en el tramo que va de Moratalla a Blanca. La plataforma que rechaza el proyecto cree que la afección será mayor. No acepta la distinción que hace el Ministerio entre los caudales propios del Segura y los que llegan prestados del Tajo.
El Esquema de Temas Importantes (ETI) del nuevo plan del Segura aprecia un claro incumplimiento de los objetivos medioambientales debido a la pocos recursos hídricos que tiene el río. Una de las alternativas para proporcionarle mayor caudal al Segura consiste en comprar derechos de riego a los agricultores y reducir la superficie regable, con el fin de destinar esos caudales al río. Otras opciones consisten en controlar los volúmenes que pasan por las acequias para que, tras su modernización, la demanda sea menor para regar. También se plantea sustituir las extracciones de los pozos que afectan directamente al cauce del río. Por último, se estudia no conceder nuevas concesiones de aguas depuradas para uso agrario, de forma que los retornos de las plantas de saneamiento irían a parar al río.
El nuevo plan de cuenca del Segura elimina otra de las ideas para aumentar el caudal ecológico, consistente en desviar por Murcia y la Vega Baja una parte de los caudales que viene del Tajo para los regadíos. Esta opción se rechazó debido a la fuerte oposición de los regantes.
Para corregir la sobreexplotación de los acuíferos se plantean tres escenarios. El más extremo consiste en reducir la demanda anual en 250 millones de metros cúbicos, lo que supondría eliminar 43.454 hectáreas, que es el 16% del regadío de toda la demarcación. Esto supondría un coste de 374 millones de euros de pérdida anual de valor de producción y otros 153 millones de margen neto.
Las otras dos alternativas se ciñen a mantener la situación actual con las medidas del Programa Agua, que prevén reducir la extracción de agua de pozos, sustituyéndola por caudales procedentes de la desalinización.

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