El presidente del TSJ, Juan Martínez Moya, anuncia la llegada a la Región este mismo año de otros cinco togados
01.02.12 - 01:04 -
EP / G. H. | MURCIA./ la Verdad
El presidente del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Murcia, Juan Martínez Moya, ha anunciado que si bien 2011 fue un año en el que no se creó ningún órgano judicial en el conjunto nacional, en 2012 «contaremos con nueve jueces titulares más».
Y es que «prácticamente vamos a tener toda la planta judicial, los 145 órganos de plazas judiciales cubiertas por jueces profesionales». De estos nueve jueces, está previsto que cuatro de ellos «refuercen los órganos judiciales del partido judicial de San Javier a finales de febrero», por lo que se contará con 11 jueces titulares en este partido. Todo un reto para los nuevos jueces, ya que uno de ellos -el que se haga cargo del Número 1 de Instrucción- será titular del que más carga de trabajo acumula en toda España.
Otro de los jueces de refuerzo será destinado a Molina de Segura, según adelantaron fuentes del TSJ. El resto de los jueces irá a cubrir las recientes vacantes existentes ahora en Caravaca de la Cruz, Totana, Mula y Jumilla.
En el ámbito de las infraestructuras, ha destacado el buen estado en el que se encuentra la Región en la que, a excepción de la ciudad de Lorca, todos los partidos judiciales «cuentan con instalaciones de primer orden».
En lo que a la ciudad de Murcia se refiere, ha avanzado que «a lo largo de este año concentrará en la Ciudad de la Justicia, en su segunda fase, los 54 órganos judiciales del partido judicial de Murcia en el nuevo edificio», considerada como la «principal» obra pública del Ministerio de Justicia.
Martínez Moya señaló también que la Región «se encuentra entre las regiones con más volumen de litigiosidad, aunque también tiene de las más altas tasas de respuesta». Pendiente de cerrar los datos correspondientes al último trimestre de 2011, el presidente del TSJ avanza que se reflejará «una contención de los conflictos». El volumen de litigios «comienza a descender, pero siempre manteniéndose en unas cifras muy elevadas».
Durante el pasado año, la crisis ha repercutido en el funcionamiento de la justicia, según ha reconocido Martínez Moya, que aunque declina hacer un pronóstico de futuro sobre lo que puede suceder durante 2012, aboga por «no ser conformistas, porque todos los que formamos parte de la Administración de Justicia tenemos que arrimar el hombro para sacar adelante este país». «Lo importante es que estemos todos preparados para afrontarlo, ya que contamos con medios personales y humanos para ello», ha señalado
Cuestión ésta que, según ha desvelado, se ha analizado en los encuentros entre presidentes de tribunales de justicia de otras comunidades autónomas, donde también se ha sacado a debate la «garantía de independencia del poder judicial, la necesidad de abordar reformas desde el punto de vista orgánico, así como hacer una reforma de la Ley de planta y demarcación». Una cuestión necesaria, a su juicio, dado que «se está en el siglo XXI con esquemas territoriales de la justicia del partido judicial del siglo XIX».
Las preocupaciones se extienden también al ámbito de lo tecnológico, manifestando su intención de una justicia «tecnológicamente avanzada»; así como a los costes de la justicia para que sea rentable y eficiente; y la existencia de «mejores» leyes procesales que «permitan más agilidad en la respuesta».
«Lentitud» de la Justicia
En esta línea, Martínez Moya no cree que la sociedad haya dejado de confiar en la Justicia, aunque reconoce que «muestra un desencanto por el funcionamiento» de la misma. Sin embargo, los datos hablan por sí solos cuando reflejan el «importante» volumen de litigiosidad existente.
Sin llegar a hablar de colapso judicial, Martínez Moya ha recordado en la época de bonanza económica «se logró conseguir casi 50 unidades judiciales más, buscábamos esa denominada ratio-juez por habitante idónea llegándola a subir en los últimos años, pero no contábamos con que la crisis tuviera esa repercusión tan virulenta que se ha traducido en el importante crecimiento de volumen de asuntos». Por ello, ha asegurado que no hablaría nunca de colapso de la Justicia, aunque sí de «lentitud», ya que «ha costado mucho digerir el importante volumen de asuntos».
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