La Guardia Civil estrecha el cerco sobre los presuntos autores del crimen e indaga si fueron sicarios que actuaron por encargo
22.09.10 - 00:51 - JOSÉ ALBERTO GONZÁLEZ CARTAGENA. / La Verdad
Murió de un disparo a bocajarro que le desfiguró el rostro. Pero -y esto puede resultar clave para el desenlace de la investigación policial- murió atado a su cama y amordazado. Los asesinos del industrial Jerónimo Roca, dos encapuchados que asaltaron el domingo de madrugada su chalé de Cuesta Blanca (Cartagena), se aseguraron bien de que la víctima no tendría escapatoria ni antes ni después de apretar el gatillo de un escopeta de cañones recortados. Es más, al parecer encendieron una televisión y subieron el volumen a tope para amortiguar el sonido del disparo.
Si actuar así fue premeditado o una decisión tomada en caliente sólo la reconstrucción policial lo aclarará, pero de lo que ya no hay duda, según las fuentes consultadas por 'La Verdad', es de que los dos asaltantes que busca la Guardia Civil se emplearon con modos de profesionales del crimen.
Y, precisamente, este hecho ha afianzado una de las hipótesis de trabajo de los investigadores: que los dos encapuchados eran sicarios que actuaron por encargo de una o más personas con quien el conocido propietario de la empresa cárnica Franvi podría tener deudas económicas. Según el relato atribuido a la viuda de Jerónimo, el asesino y su cómplice reclamaron al empresario saldar una supuesta deuda al grito de «¡Paga lo que debes!».
Las primeras pesquisas añaden sombras sobre la versión familiar de un robo de cuatrocientos euros que acabó mal. La Delegación del Gobierno descartó ese móvil, porque en la casa había muchos objetos de valor (como dos relojes Rolex) y los delincuentes no se llevaron nada.
Pero la Policía no echa por tierra ni una cosa ni la otra, puesto que los asaltantes podían tener como doble objetivo cobrarse la deuda en metálico, lo que no consiguieron; y dar muerte al empresario. Lo de los 400 euros sería anecdótico.
Emotiva despedida
Lo que, ahora, cobra un nuevo sentido al trascender que al industrial lo amarraron a la cama donde lo sorprendieron cuando dormía con su mujer, son las palabras del hijo sobre la «saña» con la que mataron a su padre. Hasta ahora sólo se conocía que habían inmovilizado y tapado la boca a la ahora viuda, María del Carmen, a quien uno de los criminales llevó a otra habitación.
Mientras la Guardia Civil continuaba estrechando el cerco sobre los asesinos y sus posibles inductores, unas ciento cincuenta personas dieron ayer por la mañana su último adiós a Jerónimo Roca en el Tanatorio Estavesa de Cartagena.
Miembros del centro benéfico Hogar del Buen Samaritano, la agrupación de Semana Santa del Cristo de la Misericordia (que llevaron un bordado con esta imagen a modo de homenaje) y del PSOE local, con los que el fallecido tenía vinculación, arroparon a la viuda y los cuatro hijos (un hombre y tres mujeres) de Roca. Tras el funeral, el cadáver fue trasladado hasta el cementerio de San Antonio Abad, donde recibió sepultura.
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