Protagonizó una pelea y fue detenido por alterar el orden público y tener estupefacientes durante la madrugada
Un hombre amenaza con quitarse la vida después de destrozar su vivienda
Jorge García Badía/ la Verdad
«¡Os voy a matar a todos!». Esta fue una de las perlas que Hassan L., de 39 años, le dedicó ayer a los vecinos, efectivos de la Policía Local, Guardia Civil y bomberos de Abanilla y Molina de Segura que durante más de cuatro horas tuvieron que contener la respiración, mientras que este vecino de origen marroquí permaneció de pie, cual equilibrista, sobre el aparato de aire acondicionado de un piso de la calle Pablo Neruda de Fortuna.
Antes de empezar a amenazar a los vecinos y fuerzas del orden público con «quitarse la vida», Hassan había protagonizado una larga noche de altercados. Y es que a las seis de la madrugada mantuvo una pelea con otro ciudadano británico, Dominic, con el que intercambió algo más que palabras en plena avenida Juan de la Cierva de Fortuna. Según fuentes policiales, «cuando llegamos al lugar de la pelea se dio a la fuga». La Policía Local no pudo perseguirlo porque se encargó de trasladar al ciudadano inglés al centro de salud para que recibiese atención médica. Pese a todo, éste no sería el último encontronazo entre la Policía Local de Fortuna y Hassan, porque una hora y treinta minutos después, a las 7.30 horas, la Policía era requerida por varios vecinos de la calle Pablo Neruda. En esa ocasión fue «porque alguien tenía la música a todo volumen».
Ya había amanecido, pero todo apuntaba a que Hassan todavía tenía el cuerpo con ganas de jaleo. Los agentes llamaron a la puerta de su vivienda, pero este ciudadano, después de llamarles «¡Hijos de puta!», según fuentes policiales, «accedió a cortar la música». De esta forma, evitó que la Policía y la Guardia Civil accediesen al inmueble. En ese momento, los agentes no sabían que el hombre que había montado jaleo en la calle Pablo Neruda era el mismo que horas antes, a las seis de la madrugada, se había partido la cara con un inglés.
Durante aproximadamente dos horas, Hassan dejó descansar a los vecinos y al cuerpo de Policía. Pero pasadas las nueve, la Policía Local volvió a ser requerida por una alteración del orden público en el Hotel Costas. En este establecimiento, a Hassan le negaron cerveza porque «iba ebrio», según las mismas fuentes policiales. Fue entonces cuando una patrulla le identificó y trasladó a dependencias policiales por dos infracciones:«Alteración del orden público y posesión de sustancias estupefacientes». Para más señas, hachís, una sustancia que según la Policía Local «había estado consumiendo».
Con estas dos infracciones y el supuesto cóctel de alcohol y cannabis, Hassan regresó a su piso de alquiler en la calle Pablo Neruda donde le puso la guinda a la noche.
Pasadas las 9.40 horas, el casero y los vecinos de Hassan volvieron a llamar a la Policía informando que «estaba dando golpes a todo». Al llegar al piso, los agentes se encontraron muebles y electrodomésticos rotos, entre otros enseres. Cuando intentaron mediar con él, Hassan se refugió en el balcón y se subió al aparato de aire acondicionado, a más de siete metros de altura del suelo. Allí comenzó a amenazar con quitarse la vida y negarse a bajar del aparato, que milagrosamente aguantó el peso de su cuerpo. Es más, de la estructura no se movió ni un solo tornillo durante más de cuatro horas.
Tal fue el circo que se montó que bomberos, Guardia Civil y Policía Local de Fortuna tuvieron que cortar la calle «porque se acumularon más de doscientos curiosos». De hecho, hubo tiempo de que los clientes de la panadería, bares, cafeterías y hasta los invitados de una boda, prevista en la iglesia de la Purísima (12 horas), tuviesen tiempo de asomarse, fotografiar incluso de filmar a Hassan haciendo equilibrios sobre el aparato de aire.
Entre los curiosos, se concentraron muchos compatriotas que aseguraban que «Hassan no tiene trabajo ni dinero para el alquiler del piso y está desesperado». A falta de psicólogos, un bombero le hizo entrar en razón, y entregarse a la Guardia Civil que lo trasladó al Hospital Morales Meseguer tras recibir un sedante. Allí tendrá tiempo, como mínimo, de relajarse.
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