Las primeras tarjetas de Navidad nacieron en Inglaterra hace más de siglo y medio y, hasta hace una década, casi todo el mundo las utilizaba para felicitar a sus familiares y amigos en estas fechas. Ahora con Internet casi se han convertido en objetos de museo aunque todavía hay gente que las utiliza y profesionales que viven de diseñarlas.
En 1955, a las oficinas de correos de toda España llegan 12 millones de felicitaciones navideñas. 55 años más tarde y arrastrados por las nuevas tecnologías, sólo menos del 10% de los españoles felicita la Navidad así. Y para que esos románticos, no pierdan la tradición, hay quienes trabajan cada año en diseños diferentes y novedosos. Abetos, estrellas, angelotes y hasta tapones de Champagne, han sustituído a las tradicionales imágenes religiosas.
Y como si de joyas literarias se tratase, en un rincón de la Biblioteca Nacional, se guardan también cientos de chrismas que nos llevan a los orígenes de esta tradición: Inglaterra año 1843. Comenzaron siendo un capricho de las élites y, con el desarrollo del correo postal se extendieron a todas las clases sociales.
Su estética también ha evolucionado, estas navidades el último grito son los Chrismas troquelados. En siglo y medio los mensajes navideños apenas han cambiado y la intención tampoco: Feliz Navidad.
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