domingo, 19 de diciembre de 2010

CARTAGENA/ El Buen Samaritano, al borde de la quiebra

Enrique Cabrera, voluntario del Hogar El Buen Samaritano coloca cuidadosamente los bocadillos en una mesa y prepara la caja con yogures que después repartirá entre los usuarios. Mientras, la cocinera María Huertas prepara junto a Manuel Sanleandro las primeras soperas para las lentejas, el plato del día. En el salón, José Jiménez, Javier García y José María Sánchez sitúan en las mesas a los primeros comensales, que llegan hambrientos. Hay una ensalada, pan y agua.
Son las doce y media de la mañana y la sede del Buen Samaritano comienza a llenarse de gente. Como cualquier otro día, Juan José Sánchez, el presidente de esta obra social y sus veinte voluntarios se dispone a servir la comida a alrededor de 350 personas, entre los que comen allí y los que van para llevarse los guisos a su casa.
Son casi el doble que hace dos años, al igual que los gastos, pero él advierte: «Nadie se quedará sin comer».
Ingleses, lituanos, polacos, rusos, marroquíes y muchos españoles acuden a diario por la crisis económica. Familias enteras van a comer o a por el plato del día con ollas y recipientes de plástico para llevársela a casa. «La situación está muy mal, los comensales y los gastos aumentan. No es para cerrar, pero casi. Sé que con la ayuda de Dios y los vecinos de Cartagena saldremos de ésta», confía Sánchez, mientras hojea el calendario de propaganda que están entregando en instituciones y organizaciones para recaudar fondos.
Plato caliente y compañía
Conforme avanza la mañana, las mesas se van completando. Los que terminan dejan su silla a otros, y todos comparten mantel como una gran familia. La comida es lo primero, pero por momentos da la impresión de que la compañía lo es más.
Al acabar recogen su plato y al salir, el sevillano Enrique Cabrera les da una bolsa con un bocadillo, una pieza de fruta y un zumo para la merienda. Este voluntario llegó hace dos años a la ciudad para tratarse de un problema de corazón. Vive en el hogar de acogida de El Buen Samaritano en Molinos Marfagones y ayuda en el comedor. Dice que la vida le ha cambiado a mejor.
Cabrera es un ejemplo de entrega a los demás, al igual que sus otros compañeros. Ellos son los verdaderos responsables de que la obra social se mantenga en pie. Ellos y los cientos de personas que les ayudan, bien con sus donativos o con alimentos. «Los cartageneros y los voluntarios son los que hacen posible todo esto», remarca el presidente del hogar de caridad.
Pero ya no es suficiente, entre otras cosas por el recorte de las subvenciones de las administraciones regional y local un 70%. «La Comunidad sólo nos ha concedido una ayuda de 20.000 euros y aún no sabemos cuándo nos llegará el dinero. Al Ayuntamiento le pedimos 45.000, pero sólo nos ha podido dar 15.000», explica Sánchez.
El presupuesto para este año ha sido de 160.000 euros, casi el doble que el año pasado. Entra el gasto del comedor y del hogar de acogida. Pero no les llega. Su deuda, de unos 60.000 euros, también se ha multiplicado desde 2008 y deben liquidarla antes de abril. Se ven al borde la quiebra y del embargo bancario, y al llegar la Navidad apelan al espíritu solidario de los cartageneros.
Un acto de amor
A las entidades financieras les deben 43.000 euros, y el resto a proveedores. «Estoy seguro de que podremos pagar a todo el mundo. De alguna manera lo arreglaremos, bien intensificando las campañas de recogida de donativos o saliendo más a la calle. La gente responderá», dice esperanzado Sánchez.
Su voluntad es la de seguir aguantando. Para él, lo más importen es seguir ayudando. «No hay nada más precioso que la satisfacción de saber que estás ayudando a gente, jamás te sentirás más orgulloso de ti mismo que cuando hagas esto por amor», asegura. Le han propuesto reducir gastos para poder aguantar, pero él replica: «¿De qué recorto, de comida? Ni hablar. ¿Echamos a la gente del hogar? Tampoco». Así que sigue adelante, repartiendo calendarios. En ellos se explica cómo ayudar: basta con ir a la calle Ciudadela 17, de la barriada San Ginés, llamar al teléfono 968 16 86 44 o hacer un ingreso en esta cuenta bancaria: 20900054720044415115.

PARA TENERLO CLARO

350

comensales acuden cada día al comedor del Buen Samaritano, el doble de los que iban hace dos años.

60.000

euros es la deuda generada por el hogar solidario durante este año con bancos y proveedores, más del doble que en 2009.

160.000

euros es el gasto que ha tenido esta obra benéfica a lo largo de este año, el doble que hace dos años.

35.000

euros es lo que reciben de las administraciones. De la regional 20.000 y de la local 15.000, un 70% menos que el año pasado.

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