De Lucas derriba la muralla del Real Unión en el minuto 68, de penalti, en un partido de escasa calidad y pocas ocasiones de gol
14 de febrero de 2010/ la Verdad
FRANCISCO J. MOYA CARTAGENA fjmoya@laverdad.es.-
El Cartagena dio ayer bajo la lluvia otro pequeño paso hacia el sueño del ascenso. El Efesé cumplió con su obligación, ganó a un rival al que había que ganar como fuese y sigue ampliando su ventaja con el Real Betis (ya son ocho puntos). El equipo sevillano es el rival más temido por todo el mundo de cara a pelear por una plaza en Primera. Por tanto; mejor imposible.
Como sucediera en las visitas del Huesca o del Recreativo, el partido fue muy malo. Pero, como ocurrió en aquellos partidos, el Efesé fue el único equipo que propuso cosas interesantes y, además, tuvo la suerte de cara. Por ambas cosas, sumó los tres puntos. A los locales les valió con siete minutos de inspiración para provocar dos penaltis. Uno clarísimo, al panameño Alberto Quintero, que no señaló el andaluz Pérez Montero, el peor árbitro que ha pasado por Cartagena en toda la temporada. Y otro, bastante menos evidente pero que también fue claro, a Quique De Lucas, que sí pitó el árbitro. No hacerlo hubiera sido demasiado sospechoso.
Fue una primera parte tediosa, con poquísimo fútbol. Realmente, fue un encuentro muy pobre, con un arbitraje nefasto y dos equipos tan trabajadores como desacertados. El Cartagena sólo lo tuvo claro los diez primeros minutos, en los que Longás se puso al mando de las operaciones y Clavero y Lafuente quisieron asociarse con Víctor para romper la muralla del Real Unión.
En el minuto 7 llegó la primera -y la última- oportunidad de la primera mitad. Un gran pase entre líneas de Longás llegó a la pierna derecha de Quique De Lucas, quien no pudo superar la excelente salida de Otermin, un portero de los que engaña por su indumentaria, un pelín 'retro'. La realidad es que se mostró segurísimo durante toda la tarde, aunque también es cierto que los delanteros albinegros no le pusieron en muchos aprietos.
Partido cerrado
El cuadro de Iñaki Alonso, muy bien posicionado, dio entonces un par de pasos hacia adelante y dejó de sufrir. Sus tres centrales, tan lentos como eficaces, empezaron a llevarse todos los balones por arriba, mientras que Brit, Abásolo y Montoro impedían a los centrales sacar la pelota jugada desde atrás. Resultado: no hubo fútbol, no hubo ocasiones y no hubo goles.
La lesión de Víctor unos minutos antes del asueto dieron la oportunidad a 'Negrito' Quintero de jugar 50 minutos, su récord en lo que va de Liga. Sin mostrar la calidad de semanas anteriores, el panameño fue lo mejor de una tarde mala en lo climatológico y rácana en los futbolístico.
En la segunda mitad, Quintero estuvo en casi todas las jugadas de peligro del equipo local, respondiendo así a la confianza ciega que Juan Ignacio ha depositado en él desde el principio del curso liguero. Estuvo a punto de rematar a gol un gran centro desde la izquierda de Ander Lafuente y poco después fue víctima de un claro penalti que Pérez Montero no vio y que su asistente, Hernández Labella, no quiso ver.
Entonces, apareció De Lucas, definitivamente rehabilitado para el fútbol en un año que va camino de ser gloria pura para él. Y por supuesto para el Efesé. El ex jugador del Real Murcia demostró que por el centro se mueve tan bien como por la banda y, ocupando la posición de segundo delantero, desequilibró la balanza del lado local. Primero, tiró demasiado alto en una posición algo escorada, dentro del área. Después, provocó un penalti -ya ha sacado varios en las últimas semanas- y lo transformó sin ningún tipo de problema.
Tres sustos
Lo más difícil estaba hecho. La muralla del Real Unión quedaba derribada en el minuto 68. Y parecía que el brío causado por el 1-0 en el colectivo albinegro haría que el 2-0 llegara pronto. Fue un espejismo.
Y lo fue porque el cuadro irundarra despertó y estiró sus líneas de manera acertada, con Abásolo, el mejor del partido junto a Quintero, y Goran Maric dando problemas a una línea local de cuatro defensas en la que ya estaba incrustado Mariano Sánchez. Unos minutos antes, Chus Herrero había dejado su puesto a Falcón. De esta manera, con Longás desaparecido y el rival envalentonado, el Efesé tuvo que dedicarse a defender su renta y se olvidó de buscar el tanto de la sentencia.
Los visitantes, dignos dentro de su limitado nivel, tuvieron tres opciones para empatar. Descarga se sacó un 'tirito' dentro del área en vez de intentar fusilar a Rubén. Después, una falta directa al borde del área fue magistralmente ejecutada por Goran Maric. Su zurdazo dio en el poste. Era el minuto 81. Y el propio Maric disparó muy centrado a cuatro minutos del final.
La parroquia local, cantando bajo la lluvia, despidió a los suyos con una mezcla de alivio y euforia. La gente se está acostumbrando a sufrir. Y no es malo. Ganar de goleada es lo ideal, pero en Segunda es algo casi ficticio. Lo normal es padecer. Llueva o haga calor.
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