El líder nacional popular anuncia que adoptará medidas sobre la crisis de Madrid en el Comité Ejecutivo del martes porque «hay cosas que son inaceptables»
J. MOLLEJO CARTAGENA/ La Verdad
El presidente nacional del PP, Mariano Rajoy, vivió ayer un breve paréntesis de paz y sosiego en el oasis de Cartagena dentro de la estruendosa crisis que vive su partido en Madrid y los escándalos derivados del caso Gürtel en Valencia, los principales bastiones populares en España.
Rajoy firmó ayer en el libro del honor del Ayuntamiento cartagenero, disfrutó de una visita exclusiva al Teatro Romano y presidió una Junta Directiva Provincial del PP entregada. Hoy, si ninguna mala nueva procedente de Madrid o Valencia le agría la jornada, proseguirá su evasión cartagenera con una visita a Escombreras, una entrevista con trabajadores de Zinsa y una conferencia en la Universidad Politécnica.
Durante la Junta Directiva, celebrada en el Aula de Cultura de CAM, Rajoy recibió además el apoyo total del PP de la Región de Murcia, ofrecido por su presidente, Ramón Luis Valcárcel.
«Me sirve de mucho vuestro apoyo», respondió Rajoy, que atraviesa quizás el peor momento como presidente del PP desde que accedió al cargo, «porque me estimula que me apoyéis en Murcia, donde tenéis un partido exportable a toda España».
Antes de que el presidente nacional del PP tomara la palabra, Valcárcel comunicó oficialmente a su partido la decisión de volver a presentarse a la reelección en las elecciones de 2011. «Las circunstancias han cambiado y me siendo en la obligación y con la ilusión de seguir liderando este proyecto», indicó el presidente regional, según informaron a La Verdad varios asistentes al acto.
Dos problemas
La mesa presidencial la ocupaban, además de Rajoy y Valcárcel, Miguel Ángel Cámara, que durante su intervención elogió la gestión del presidente regional al frente de la Comunidad Autónoma, la alcaldesa de Cartagena, Pilar Barreiro, y el presidente popular en esta ciudad, Francisco Celdrán, que expresó su convencimiento de que «contigo -en referencia a Rajoy- nuestro partido puede volver a gobernar en España».
El presidente nacional del PP no eludió durante su intervención las cuestiones más espinosas que en la actualidad le preocupan. «Hoy tenemos dos problemas», dijo en alusión al caso Gürtel y al conflicto por la presidencia de Caja Madrid que enfrenta a Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón.
Sobre la crisis interna en el PP madrileño, anunció que ha convocado para el próximo martes el Comité Ejecutivo Nacional del partido, en el que «los militantes tendrán respuesta a lo que están pensando», precisó con ambigüedad.
«Voy a hablar de interés general, de lealtad, del respeto debido a la militancia que trabaja día a día y voy a tomar decisiones con responsabilidad. La paciencia es una de las virtudes más importantes para un político, pero santo Job sólo hay uno», declaró Rajoy respecto a la próxima reunión de la dirección nacional del partido.
Apelando de nuevo al respeto a la militancia, agregó que «hay cosas que son inaceptables y que exigen cambios en muchos comportamientos que hemos viviendo en los últimos días».
No precisó ni qué medidas ni contra quién, pero su alusión a que habrá una próxima respuesta al guirigay en que se ha convertido el PP en Madrid fue recibida con aplausos por los asistentes a la Junta Directiva.
La corrupción
Sobre el caso Gürtel, Rajoy repitió los comentarios ya esgrimidos en anteriores ocasiones. «No acepto la corrupción -manifestó-, me parece una porquería, y si tengo plena conciencia de que una persona ha hecho lo que no debe, esa persona no vuelve a pertenecer a este partido».
Sin embargo, criticó que este asunto «ha habido demasiados sumarios filtrados, juicios paralelos, acusaciones de la fiscalía desproporcionadas y detenciones televisadas», y añadió que «nadie puede condenar a nadie sin pruebas».
No comentó nada sobre la suspensión de militancia del ex secretario general del PP en la Comunidad Valenciana, Ricardo Costa, pero sí mencionó la reunión del Comité de Derechos y Garantías que adoptó ayer esta decisión: «Ha dicho a todo el mundo que se calle y yo soy el primero que está obligado a cumplir», indicó como si tratara de excusarse por no ser más concreto en sus palabras.
Aunque fue breve, no quiso pasar de largo sobre el problema del agua, del que dijo que «tiene solución dejando aparte la demagogia y el partidismo».
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