Ocho de cada diez consultas a la Asociación de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios de Cartagena el último año son por asuntos inmobiliarios, por delante de la telefonía fija y móvil
05.11.08 -
ANTONIO LÓPEZ/ La Verdad «No puedo seguir pagando mi casa. Quiero recuperar el dinero que he invertido o que me financien la deuda contraída». Éste tipo de la reclamación que más ha recogido la Asociación de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios de Cartagena durante el último año.
Ocho de cada diez consultas en sus oficinas han sido de personas que al no poder hacer frente a la deuda asumida por la compra de una vivienda (ya sea nueva o de segunda mano), se ven obligados a pedir consejo para ver cómo financiar lo que deben o cómo rescindir el contrato de compraventa sin perder el dinero que habían invertido.
Desde septiembre del año pasado, la Asociación ha visto cómo han cambiado las preocupaciones de los consumidores cartageneros. Ahora las consultas estrella es «qué puedo hacer, me han negado la financiación» o «no puedo seguir adelante con la compra de mi vivienda». Así lo explicó ayer la asesora jurídica de la Asociación, Juana Pérez, en la presentación de las conclusiones de un informe que resume el número de reclamaciones realizadas durante los últimos doce meses en sus oficinas y los temas más destacados. Se llevan la palma los problemas de la vivienda, seguidos de los de la telefonía fija y móvil.
Las causas de esta situación las achaca al aumento del paro, a que los bancos han cerrado el grifo en cuanto a la concesión de créditos se refiere, y que a la subida de los precios ha provocado el sobreendeudamiento familiar y la imposibilidad de hacerse cargo de las cargas económicas.
Rescate de la inversión
En el caso de personas que aún no han recibido las llaves de su vivienda y no pueden refinanciar el préstamo con su entidad financiera, la asesora jurídica de la asociación aconseja negociar con el promotor al que han comprado el inmueble. Si el comprador de una casa se decide a rescindir el contrato que se había firmado, explicó Juana García, se expone a ser penalizado con una cuantía que ronda entre el 40 y el 60% del dinero entregado. En euros, el consumidor suele perder de 12.000 a 15.000 euros y, definitivamente, la propiedad del inmueble.
Para los vendedores no es negocio la rescisión unilateral del contrato, aunque conlleve el retener una cantidad de dinero. Sin embargo, «suelen ser receptivos con el problema e intentan dar todas las facilidades del mundo», asegura Juana Pérez. ¿Por qué? Entre otras cosas, porque la crisis económica les está causando graves problemas de liquidez.
Otras fórmulas para que comprador y vendedor lleguen a un pacto son que este último entregue pagarés con diferentes vencimientos, alargar el plazo de pago la vivienda o incluso rebajar el precio de ésta.
Mayor carestía
A todo ello hay que sumarle que, a la hora de comprar una vivienda, el consumidor se ve en la obligación, para conseguir el préstamo, de contratar una serie de seguros que en realidad puede no necesitar y que no son obligatorios por ley. Según Juana Pérez, para comprar una casa sólo es necesario hacerse un seguro contra incendios. «Todos los demás que nos ofrecen las entidades bancarias vienen impuestos y en muchos de los casos son innecesarios. Esto hace que la casa se encarezca hasta un 5% más», aclaró.
La asociación también alerta de los seguros de protección de pagos, que se hacen cargo de la cuantía mensual de la hipoteca en caso de que el titular quede en paro. «Sólo pueden acogerse a este seguro los que a la hora de firma rel contrato de compraventa tuvieran trabajo por cuenta ajena.
Los que disfrutaran de un contrato indefinido o lo carecieran de una mínima antigüedad en su empleo, no», advierte Pérez. Hay que leer muy bien la letra pequeña.