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EDUARDO RIBELLES | CARTAGENA ./ la Verdad
«El centro comercial Dos Mares se llena los días de fiesta y esa localidad no da para tanto», según la alcaldesa
Barreiro teme la pérdida de atractivo turístico y comercial si no hay libertad de horarios
Poner freno a la fuga de consumidores hacia San Javier, como municipio más cercano cuyos comercios grandes y pequeños pueden abrir todo el año, y hacer de Cartagena un polo de atracción comercial para los visitantes y los habitantes de la comarca es una de las cuestiones que más preocupan a la alcaldesa, Pilar Barreiro, en su proyecto para hacer del turismo el «motor de desarrollo de Cartagena».
Por eso, la noticia de que la Confederación de Organizaciones Empresariales (COEC) prefiere ralentizar el debate sobre la libertad de horarios comerciales llevó a Pilar Barreiro a admitir ayer que sólo con la iniciativa pública, en forma de inversiones y medidas administrativas, no será suficiente para crear la «gran fábrica turística» en la que quiere convertir a la ciudad y en la que basa, en gran medida, la salida de la crisis económica.
«Necesitamos el acompañamiento y la colaboración de la iniciativa privada, porque no podemos planificar la llegada de más turistas para que vengan a ver los museos, el Teatro Romano y la zona que hemos peatonalizado con el fin de que se llene de vida y que se encuentren con los comercios cerrados», explicó Barreiro. A su juicio, es necesario que el empuje de los particulares sirva para crear más plazas hoteleras y mejorar el sector comercial y apoyar y aprovecharse de las atracciones turísticas.
Debate ralentizado
La COEC creó en otoño una comisión mixta para debatir la cuestión, después de que Barreiro iniciara el debate. La cuestión a dilucidar es si sería beneficioso que la libertad de horarios no se limite, como ocurre ahora, al pequeño comercio del centro y puedan adherirse a ella los grandes centros comerciales como Mandarache, Rambla y Parque Mediterráneo.
Para ello sería necesario solicitar a la Administración regional la consideración de municipio turístico, que regiría para toda el término municipal, o de área de afluencia turística, que podría limitarse solo a un área concreta.
Este debate alcanzó gran efervescencia a finales de verano y principios del otoño, cuando los diferentes representantes del pequeño comercio reiteraron su oposición a cualesquiera de estas medidas. Pero al comisión mixta que se creó, primero en el seno de la Cámara y después capitaneada por la COEC, con el apoyo del concejal de Comercio, Mariano García, ha dejado de tener vigencia para la patronal. Según publicó ayer este diario, sus representantes consideran que tiene cosas más importantes de las que ocuparse, como por ejemplo su propia supervivencia como organización.
«Yo eso lo respeto; no soy quien para imponer lo contrario, pero sí tengo una opinión», indicó la primera edil. Y lo que no oculta la alcaldesa es la preocupación que le transmite ver como San Javier se aprovecha de un régimen de libertad total de aperturas. «El centro comercial más importante de es alocalidad está abarrotado de gente, pese a que, francamente, la población que tiene no da para tanto», indicó.
El temor de la alcaldesa no se limita a la pérdida de atractivo para los turistas foráneos sino también a la caída de influencia comercial de Cartagena respecto a la Comarca, como ciudad más importante y, en principio, la que debería contar con una oferta que le permitiera atraer a los habitantes de esa demarcación.
A juicio de la primera edil, la aparición de competidores en otros municipios debe obligar al sector comercial de Cartagena a «no quedarse inmóvil» y «ser capaz de competir». Para ello debe modernizarse y ampliar sus horarios de apertura, «De lo contrario, no se adónde iremos a parar», concluyó.
La Administración regional
Mientras la patronal se lo piensa y la alcaldesa urge a los empresarios a implicarse en los proyectos turísticos, la Administración regional mantiene una posición de neutralidad muy distinta a la que, por ejemplo, ha tomado la Comunidad Autónoma de Madrid.
La directora general de Comercio, María Dolores Alarcón, se ha mantenido al margen de este debate. Hace pocos días, durante una visita a Cartagena, Alarcón, consideró «complicado» tomar una decisión y subrayó que es mejor no precipitarse. A su juicio, la pelota está en el alero de los comerciantes, que deben ponerse de acuerdo. Sólo después de recibir una petición consensuada, la Administración regional podría iniciar el trámite que lleve a la liberalización de horarios.
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