domingo, 27 de diciembre de 2009

«El futuro de Navantia en Cartagena es hacer sólo submarinos. Si sale otra cosa, será un complemento»

La Armada y el astillero salvan sus diferencias sobre el programa de los S-80, anuncia Manuel Filgueira 27.12.09 - 00:44 - GREGORIO MÁRMOL gmarmol@laverdad.es CARTAGENA
Manuel Filgueira (Ferrol, 1954), ingeniero naval por la Universidad Politécnica de Madrid, dirige desde hace dos años la principal empresa pública de la Región de Murcia: el astillero de Navantia. En Cartagena saca algunos ratos para jugar al golf y pasear por la ciudad entre el lunes y el viernes. Los fines de semana viaja a Galicia para estar con su familia. A las órdenes directas de este técnico que suele ponerse el mono y el casco para dar una vuelta por la grada hay más de un millar de obreros muy cualificados que ahora trabajan en la construcción de los submarinos convencionales más modernos del mundo: los cuatro primeros de la serie 80 para la Armada Española. - Tras la dura reconversión del sector naval de hace dos décadas, ¿cómo marchan los astilleros y, sobre todo, éste de Cartagena? - La situación de la construcción naval en la época de crisis es francamente mala. Y ya se habla de la posibilidad de expedientes de regulación de empleo en cascada. Afortunadamente no estoy hablando de Cartagena. - ¿No les afecta la crisis? - Tenemos el mejor programa de Navantia: uno completo de submarinos que es lo que siempre deseó Cartagena. Además, un programa de diseño y construcción aquí, con ayudas de algunos suministradores. Por las fechas de entrega, hay una carga de trabajo garantizada hasta el 2015. Estamos pasando esta época de crisis en una situación muy ventajosa por trabajos que ya estaban contratados en el 2004. - ¿Y qué pasará a largo plazo? - No hay trabajo contratado a día de hoy, pero hay perspectivas de contratación. Las más interesantes se mueven al éxito del programa S-80. Aunque ya hay países que han puesto los ojos en él, somos conscientes de que no empezarán a tomar decisiones hasta que no tengamos el submarino haciendo pruebas, navegando a finales del 2012 y a lo largo del 2013. Tenemos grandes esperanzas en Australia, donde encaja muy bien nuestra tecnología, y esperamos que en enero su armada abra las ofertas con las diferentes opciones de submarinos con las que pretenden cubrir sus necesidades. La construcción se producirá a finales de esta década, pero teniendo en cuenta todo el desarrollo de ingeniería podría enlazar muy bien con el final del programa de los S-80. Y además, confiamos en que la crisis para entonces se haya superado y en una segunda serie para la Armada, el S-85 y el S-86. Eso enlazaría una etapa con otra. - ¿El futuro de este astillero pasa única y exclusivamente por fabricar submarinos? - Sí. No quiere decir que no haya otras cosas. De hecho hay unas ofertas de cazaminas para Polonia y nos presentaremos pero muy por encima, ya que no hay una idea muy concreta en cuanto al número, el tipo y si encaja con el que nosotros fabricamos. Pero los cazaminas serían un complemento. - ¿Cómo marcha realmente la construcción de los submarinos S-80? La Armada se ha quejado de cierta lentitud y ustedes relevaron hace tres meses a los ingenieros jefes del programa. - Hay que pensar que es uno de los proyectos tecnológicamente más complejos que hemos afrontado. Actualmente, hemos clarificado muchas dudas, como la del sistema de generación de energía independiente de la atmósfera, pero ya empieza a ser tangible. Todas las dudas y la mayoría de los riesgos se van resolviendo. Ahora mismo el futuro está muy claro, con unas fechas de finalización de secciones, de puesta a flote a finales del 2012, pruebas, entregas... Se va a cumplir todo lo previsto. Aunque haya riesgos asociados a un prototipo con un desarrollo de tecnología muy importante, estamos todos más tranquilos y con más confianza en la consecución de este objetivo. - Hace un año, el submarino 'Tramontana' sufrió un accidente muy grave por una vía de agua tras el fallo de una pieza exterior llamada paso de casco. El buque acababa de ser reparado en el astillero. Y hubo un riesgo muy grave para las vidas de los marinos. ¿Cómo afectó el suceso a la relación de Navantia con la Armada? - Cuando ocurren estas cosas, la Armada y Navantia se alinean en la misma posición para tratar de analizar por qué ocurren y, sobre todo, para establecer procedimientos y planes de trabajo asociados para evitar que vuelvan a ocurrir. Sea cual sea su origen, lo más importante es asegurar ahora a las dotaciones de todos los submarinos que no hay riesgos para sus vidas. El consejo de Navantia a la Armada ha sido cambiar todos los pasos de casco, estén bien o estén mal, generando un nuevo procedimiento para que todo quede bajo los estrictos criterios de máxima seguridad operativa. Y lo hemos hecho. Recientemente se ha entregado el submarino 'Mistral', tras cambiar todos los pasos de casco con un nuevo proceso de instalación riguroso, verificando y precintando. Se han hecho pruebas con la satisfacción de que a casi a 300 metros, que es la cota máxima operativa, no había un solo goteo ni un rezume de agua. Ahora estamos con el 'Tramontana' y el siguiente será el 'Galerna'. A finales del año que viene aplicaremos el mismo criterio al 'Siroco'. - ¿Pierden ustedes credibilidad con sus posibles clientes y a nivel internacional con incidentes como el del 'Tramontana'? - No. Todo lo contrario. La proyección que hay dar es que nuestros procedimientos de calidad son muy rigurosos y verificados en distintas situaciones. Es la calidad de nuestros propios procesos. No voy a decir dónde estaba la causa [del accidente] ni si es Navantia o la Armada [la responsable]. Tampoco hemos comentado todas esas noticias que salieron. Lo único que hemos hecho es alinearnos con la Armada para garantizar a las dotaciones que tienen los submarinos más seguros del mundo, si puede ser. - En los últimos años ha aumentado el volumen de empresas subcontratadas en el astillero y las de nuestra Región se quejan de que vienen otras de Cádiz y Galicia a llevarse trabajo. ¿Eso es así? - La construcción de los submarinos tiene tres fases: una estructural, otra de instalaciones y, por último, las pruebas. Actualmente estamos dando carga de trabajo a empresas del sector de los aceros, de las estructuras, pero las fases se irán solapando y terminarán teniendo más importancia las del armamento en general y las del acero se irán quedando. Ahora tenemos subcontrataciones de empresas del entorno, pero también hay de fuera porque no logramos cubrir toda la carga de trabajo con empresas de la Región. Y sí, ahora tenemos algunas de Cádiz. Pero vienen con el compromiso de generar empleo aquí, aunque traigan su masa crítica. Y de hecho contratan armadores y soldadores de aquí. - ¿Qué perspectivas tienen en el sector civil, teniendo en cuenta que están muy limitados por la Unión Europea? ¿Es rentable? - Efectivamente, tenemos una limitación de Bruselas desde la creación de Navantia. Tenemos el compromiso y obligación de no facturar más del 20% de nuestra actividad al sector civil. Y este porcentaje se concentra en el área de reparación de buques y un poquito en reparación de propulsión y otro de construcción en Puerto Real. Pero lo que realmente tiene un mayor interés desde el punto de vista de negocio, es el sector militar. El civil está en fase de recesión porque los armadores no consiguen créditos. Y a nosotros no es algo que nos preocupe. -¿Cómo marcha la fábrica de motores? ¿Es posible que vuelven a recuperar el volumen de negocio de aquellos años en los que también fabricaban para carros de combate y otros vehículos? - Puede. Tiene que consolidarse un posible contrato con General Dinamics para la construcción de motores para unos carros de combate previstos por el Ejército. Está en muy buena situación, a punto de llegar a un buen acuerdo. Pero la fábrica de motores tiene una carga de trabajo como hace años que no tenía. Y todo porque hay que tener en cuenta todas las construcciones de Navantia: la quinta [fragata] F-100, la quinta fragata noruega, el LHD 'Juan Carlos I' (buque de transporte y proyección) cuyos motores ya están instalados; los dos LHD para Australia, los BAM (nuevos buques de acción marítima) de San Fernando, los patrulleros, los buques de Venezuela, los destructores para Australia... Estamos en un momento muy alto de carga de trabajo y habría que hacer una planificación de su capacidad. - ¿Todo eso requerirá emplear a más gente? - Requerirá subcontratar más gente. No podremos contratar en plantilla por las limitaciones de Bruselas, que nos obliga a tener poco más de 5.560 trabajadores [en todo el grupo], cifra que a la que estamos a punto de llegar. Nuestro objetivo es mantener la plantilla y complementar con industria externa. Esa es la estrategia.

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