jueves, 31 de diciembre de 2009

´Mi última novela es un balance o botín de mis veinte años como escritor´

Arturo Peréz-Reverte lanza en marzo 'El asedio', una obra ambientada en el Cádiz de la Guerra de Independencia
ANA MENDOZA (EFE). MADRID
Arturo Pérez-Reverte cree firmemente que un escritor "no puede renegar de lo que ha hecho", y por eso en su nueva novela, 'El asedio', ha volcado todo lo que sabe hasta conseguir "una compleja" obra en la que conviven la historia, la ciencia, el enigma, el espionaje, la aventura y el amor. "En 'El asedio' he intentado hacer una novela en la que se reconocieran mis otros libros; es una especie de balance o de botín final de veinte años de escritor", afirma Pérez-Reverte sobre su nuevo libro, que publicará Alfaguara el 3 de marzo y que sin duda es una de las novedades literarias más esperadas de 2010. Por algo este escritor, que se considera "un leal mercenario" de sus aficiones, de sus sueños, de sus amores y sus odios, tiene cientos de miles de seguidores en España, en Hispanoamérica y en otras muchas zonas del mundo. Su obra está traducida a 35 idiomas y ha cosechado importantes premios. Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) ha entregado ya el original de su novela, después de dedicar varias semanas a revisarlo para "comprobar que todo era coherente". Una fase "terrible para cualquier escritor" y "de mucha tensión". Y más si se trata de una novela, como 'El asedio', que es "larga (700 páginas), muy complicada desde el punto de vista técnico y de muchos personajes". Y una obra en la que Pérez-Reverte vuelve a poner "el enigma en el centro de la historia", como hacía en sus primeros títulos, y eso le ha obligado a "desempolvar viejas lecturas y viejas técnicas narrativas". Ambientada en el Cádiz de 1811-12, durante el asedio francés en la Guerra de la Independencia, el nuevo libro de Pérez-Reverte "es más que un novela de intriga o de enigma". Es "una obra compleja" con varias tramas: policíaca, de espionaje, marina, de aventuras y sentimental folletinesca. "Y hay una guerra de fondo, pero no es una novela histórica. Podía haber ocurrido perfectamente en el Madrid de 1936 o en el Sarajevo del 92", advierte el escritor, que no tiene intención de escribir, "de momento", sobre la Guerra Civil, porque "hay gente que lo está tocando mucho y muy bien". Y a Sarajevo ya le dedicó 'Territorio comanche' y está también detrás de 'El pintor de batallas'. El aspecto histórico del Cádiz bombardeado por los franceses ya lo trataron Pérez Galdós en 'Cádiz', y Ramón Solís en 'Un siglo llama a la puerta', recuerda el novelista. "Pero yo cuento lo que no se ha contado. Yo cuento un Cádiz subterráneo, urbano, distinto, y hablo de los efectos complejos, letales, enigmáticos y sentimentales que una bomba, y la geometría que la impulsa, pueden producir en un terreno urbano", asegura Pérez-Reverte. Entre esos personajes hay "un comisario de policía, que es un perfecto hijo de puta, corrupto, muy revertiano; una heredera de una importante casa comercial gaditana; un artillero francés y un espía, obsesionados ambos con la geometría; un traductor de griego obsesionado con el ajedrez, y un corsario", comenta el autor de 'El maestro de esgrima' o 'La reina del sur'. La heredera de 'El asedio' es "un prototipo de lo que era la clase culta gaditana de finales del XVIII y principios del XIX". En esa época, las mujeres de la burguesía "sabían de negocios, leían libros, hablaban idiomas y representaban a ese Cádiz liberal, abierto al mundo, que contrastaba con la España cerrada y oscura del resto del país. Ese Cádiz simbolizaba la España que fue y no pudo ser. La burguesía abierta, liberal, negociante, que hacía la riqueza de las naciones y que cambió el mundo en el XIX, estaba representada en Cádiz y fue aplastada por muchas razones que cuento en la novela", añade. Mientras escribía 'El asedio', este narrador y académico sentía "a veces" que se movía por "un mundo cercano al de 'Guerra y paz' y 'El gatopardo'", pero el tono de su libro es muy distinto al de esas dos grandes novelas: es Pérez-Reverte total."Es una novela cortada, dura, con mucha mala leche, y, además, no es políticamente correcta porque aquel mundo no lo era", advierte. "Y es una novela de mucho disfrute", asegura entusiasmado.

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