domingo, 7 de abril de 2013

«¡Echa algo, Pepe. Echa algo!»


Entierro de la Sardina
Entre 850.000 y 900.000 personas, según la Policía Local, disfrutaron del Entierro más largo. Música, color y animación marcan el ritmo de una noche más fría de lo esperado en esta época del año en Murcia

07.04.13 - 02:18 - 

No es una noche cualquiera. Es la que miles de niños esperaban ansiosos. La que sus padres recuerdan con nostalgia. La de decenas de carrozas generosas con pitos y pelotas. La de una Gran Vía más llena que cualquier otro día del año. La noche en que una ciudad se paraliza porque se entierra la sardina. Se acaba la fiesta, el fuego purificador la da por finalizada. Un acto generoso, en el que miles de niños se lanzan sin piedad a por los juguetes de los sardineros al grito de «¡Echa algo, Pepe. Echa algo!». Pequeñas peleas -la Policía Local detuvo a un individuo a la altura del Plano de San Francisco por dar un botellazo a otro, que tuvo que ser atendido y recibió varios puntos de sutura-, alguna avalancha, todo queda en nada cuando llegan a casa, abren sus bolsas y se dan cuenta que la de ayer no fue una noche cualquiera. Fue un Entierro lento, pero muy multitudinario. Según la Policía Local, entre 850.000 y 900.000 personas presenciaron el desfile, «algo más que en 2012», apuntó un portavoz. Hasta las 22 horas, los Servicios Sanitarios de Emergencia habían asistido a 16 personas «por patologías que no revisten gravedad»
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El ritmo de la Marching Band de Italia abría la cabecera del desfile, la que la Agrupación diseña con cariño para que no se note la crisis. Eran los primeros de una larga lista de comparsas de carnaval, bandas de música, espectáculos de animación, estrambóticos personajes que se quedan clavados en las retinas de los murcianos. Escuelas de danza que llevan meses ensayando para la gran noche. Grupos nacionales como Triángulo Maxico de Orense, que con sus vejigas de vaca, grandes cencerros y cabezas de animales han corrido estos días por varios desfiles de la ciudad.
Comparsas de carnaval desde Águilas, Beniaján, Cartagena y Cabezo de Torres. Gigantes, Dragones de Viento y grandes hadas. Caballos atléticos del espectáculo de Morboria, personajes de Star Wars y así, durante casi tres horas. Chema Ruiz, Pitocrónico 2013, llenó el recorrido de reivindicación regional con su espectáculo 'Murcianico Style', acompañado de los fieles hachoneros, que lo mismo portan su hachón que se marcan esta popularísima coreografía.
No faltaron los clásicos del Entierro. Las Diosas del Olimpo -«las brasileñas», como se les llamó durante años-, este año desde Ipanema. Mujeres esculturales que se marcan a fuego en la memoria de todos y sin las que no se podría ya comprender el desfile del Entierro. Tras ellas llegaron los sardineros. Esos hombres que se transforman estos días y con sus capas y llamativos trajes, colman de regalos a los murcianos. Más de un millón este año, entre pelotas, juguetes, bisutería y piezas de lencería. Espadas, sardinas, muñecas, pistolas, pulseras, anillos luminosos. Todo lo que un niño se pueda imaginar estaba en los sacos.
A la sensación de estas fiestas, Fernando Romay, Gran Pez 2013, se le veía subir el puente de los Peligros antes de llegar a él. Ha despertado admiración con su simpatía y implicación. Desfiló con Saturno, en una carroza que le subía más a los cielos.
Gregorio González avisó: «Este no va a ser el Entierro de la crisis». En efecto, hubo más participación de grupos y charangas y un millón de juguetes -80.000 balones y 250.000 pitos-. No fue una noche cualquiera. Era el momento de recibir a manos llenas, de lucir anillos luminos y collares brillantes. Tras el desfile, el momento de la verdad. La hora del fin. Belinda Washington, Doña Sardina 2013, encendió la mecha que prendió las escamas plateadas de la sardina. De nuevo, humo y cenizas. En 2014 la sardina resucitará.






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