Su discurso es tan sutil y delicado que consiguieron detener hasta a la escasa brisa que saludó el inicio de su concierto. Carlos Guinga, Lula Galvao y Gabriele Mirabassi ofrecieron un recital de trazo impresionista, a medio camino entre el jazz, la música popular (brasileña) y la sinfónica. Dos guitarras acústicas, un clarinete, varias sensaciones: los tres están encantados de haber conocido a sus instrumentos. Paz, sosiego, relax. Después de la calma viene… más calma.
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