El proyecto que más gusta a los políticos es el que imita el modelo del Almería. Los técnicos prefieren el del campo del Castellón. El Ayuntamiento planea añadir entre cuatro y siete mil butacas más al estadio si hay ascenso
FRANCISCO J. MOYA CARTAGENA fjmoya@laverdad.es.-
El 'nuevo' Cartagonova ya tiene diseño. El Ayuntamiento de Cartagena maneja dos bocetos -aún no son proyectos- para aumentar el aforo del estadio de Benipila en caso de ascenso a Primera, algo que cada día está más cerca. A falta de siete jornadas, el Efesé necesita cuatro victorias para dar el salto a la división de honor, una zona tan desconocida como deseada por una afición albinegra que nunca vio a su equipo en la cúspide.
Pese a que la alcaldesa, Pilar Barreiro, y el edil de Deportes, Alonso Gómez, han comentado en público varias veces que el recinto de Benipila está perfectamente preparado para albergar partidos de Primera, la realidad es que ambos son conscientes de que el actual Cartagonova se queda algo escaso. Por eso, hace ya varios meses encargaron a sus técnicos un estudio sobre las opciones para remodelar o, al menos, aumentar el aforo del estadio, siempre y cuando el equipo que preside Paco Gómez compita el próximo ejercicio con FC Barcelona, Real Madrid y compañía.
Este trabajo ha finalizado ya. Y hay un resultado: el Ayuntamiento contempla dos alternativas claras. La primera consiste en montar una grada supletoria, con capacidad para unos 7.000 espectadores, justo encima de la actual grada de rambla lateral. Esta tribuna accesoria sería idéntica a la que colocó la UD Almería en el estadio de los Juegos Mediterráneos cuando el conjunto andaluz ascendió a Primera.
Sobre un andamio muy similar al utilizado el año pasado en La Torre de Polaris World para montar las gradas de la eliminatoria de la Copa Davis entre España e Israel, se colocaría un vasto graderío que haría las veces de segundo anillo en el lateral. La visibilidad en la nueva zona sería perfecta y el andamio tendría su base en la calle, en la estrecha zona de aparcamiento que hay entre los accesos al lateral bajo y el muro de la rambla de Benipila, de reciente construcción.
Alternativa barata
Esta opción es la que más gusta a los políticos, ya que su coste económico es bastante asequible en tiempos de crisis, el proceso administrativo para adjudicar los trabajos no sería demasiado largo y, lo más importante, el graderío supletorio podría ser desmontado dentro de unos años en caso de que no fuera necesario. En el Ayuntamiento recuerdan que las enormes gradas fijas construidas para el Mundial 82 en el Rico Pérez de Alicante y el Martínez Valero de Elche están «siempre vacías».
Con esta nueva grada, el estadio Cartagonova tendría una capacidad para 22.000 espectadores, 16.000 en la la zona alta superior y 6.000 en un anillo inferior que podría quedar casi desierto en la mayoría de los partidos.
El segundo bosquejo es el que entusiasma a los técnicos, pero no tanto a los políticos, que lo miran con escepticismo, fundamentalmente por su elevado coste. Este proyecto no se centra sólo en ampliar la capacidad del estadio, sino que propone una remodelación integral de todo el anillo inferior del estadio, con la idea de ganar 4.000 butacas y, sobre todo, mejorar la visibilidad de toda la parte baja del estadio, en la que ahora mismo caben 6.000 personas.
Es evidente que en la actualidad, en los fondos inferiores, es muy complicado seguir bien el desarrollo del juego. Esta merma ya perjudicó bastante durante la campaña de abonados del pasado verano. Muchos aficionados, al estar agotados los abonos de la zona superior del campo, optaron por no sacarse el carné. Es obvio que en los fondos del anillo bajo no se aprecia bien lo que ocurre sobre el terreno de juego. Con esta reforma de la zona inferior del estadio, el problema quedaría resuelto.
El modelo de Castalia
El modelo es la obra que se llevó a cabo hace unos años en el estadio de Castalia, idéntico en su origen al Cartagonova. En Castellón, el terreno de juego se bajó casi dos metros, se eliminó el foso y se crearon varias filas de butacas en los dos fondos, la tribuna baja y el lateral bajo. Además, al ganar perspectiva, se mejoró la visibilidad en las seis mil butacas de todo el anillo inferior. Y, por supuesto, los espectadores del anillo superior mantuvieron su 'estatus'.
Otra ventaja de apostar por esta idea es que se aprovecharía para cambiar el césped de todo el terreno de juego, algo que no se ha hecho desde 1988, cuando se inauguró el campo, y que es tan caro como necesario. Los cuidadores del césped del Cartagonova tienen que hacer verdaderos milagros para mantener todo el año en buenas condiciones una hierba antigua y muy castigada.
Esta segunda propuesta, más ardua y más cara, llevaría también más tiempo, aunque en Castellón se hizo todo en un verano. Habría que hacer unas pequeñas obras en las oficinas y vestuarios que dan al campo, ya que muchas ventanas que ahora dan al foso de la parte de tribuna baja quedarían tapadas por la nueva estructura.
Si se apuesta por esta segunda idea -parece complicado por la austeridad actual de la Concejalía de Deportes-, el Cartagonova se quedaría con una capacidad total de 19.000 espectadores, los 9.000 que caben en el actual anillo superior y los 10.000 que tendría de capacidad una zona inferior en la que, por fin, el desarrollo del juego se vería igual de bien que en la parte alta del estadio.
En cualquier caso, con el paso del tiempo, podrían acometerse ambos proyectos. Si el Cartagena logra ascender ahora y, después, consigue consolidarse en la máxima categoría, no es descabellado pensar en un estadio remodelado por abajo y ampliado por arriba, con 26.000 butacas. El Madrigal de Villarreal, en el que cabían 5.000 espectadores hace poco más de quince años, ha ido creciendo poco a poco. Ahora caben 22.000 personas. Desde hace tiempo, el Cartagena se fija en el modelo del 'otro' submarino: el amarillo.
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