Pese a ser mejor que el Numancia los noventa minutos, sólo saca un empate de Los Pajaritos y suma tres puntos de doce posibles
20.09.09 -
JOSÉ OTÓN/ La Verdad
Numancia: Edu Navarro, Felipe, Balenciaga (Nagore, min. 69), Sergio Boris, Jaio, Garmendia, Dimas, Del Pino, Nano, Barkero (Mario, min. 68) e Iñigo (Sola, min. 83).
Real Murcia: Elía, De Coz, Sergio Fernández, Iñaki Bea, Óscar Fernández, Pereyra (Mario Rosas, min. 63), Bruno, Albiol, Capdevila (Isaac Jové, min. 81), Pedro (Aquino, min 68) y Natalio.
Los goles: 0-1, min. 22, Natalio. 1-1, min. 47, Del Pino.
El árbitro: Lizondo Cortés. Amarilla a De Coz, Natalio y Dimas.
Municipal de Los Pajaritos, 5.000 espectadores.
Otra vez la misma historia. El Real Murcia fue mejor que su rival, tuvo las ocasiones más claras, tuvo más posesión de balón que el Numancia, pero no marcó un gol más que los sorianos. Las sensaciones son las de un equipo al que le falta muy poco para hacer bueno el modelo de su entrenador, al que le falta cada vez menos para ser ese equipo efectivo que suma de tres en tres en Segunda y que tiene aspiraciones de subir. Pero, de momento, el Real Murcia de Campos marca números de equipo que va a luchar por eludir el descenso aunque no sea esa la sensación de la grada y de los que mandan. Si el Real Murcia hubiera ganado al Huesca o al Nastic en Nueva Condomina, los empates ante la Real Sociedad y Numancia sabrían a gloria. La falta de gol del Real Murcia obliga a afrontar el partido del próximo sábado en Nueva Condomina como una final. Una oportunidad de reengancharse a los de arriba, a los equipos que suman de tres en tres. Una lástima porque el equipo murciano sale a intentar dominar los partidos, a madurarlos, a llevarlos a su terreno y a imponer su criterio.
Campos no sorpendió con su alineación inicial. Iñaki Bea sustituyó a Mejía, central por central, mientras que en el doble pivote Pereyra salió por Mario Rosas, el jugador junto a Natalio con más clase del Real Murcia 2009-2010.
En los primeros veinte minutos el Real Murcia tuvo más el balón que su rival pero no era vertical. De hecho, el Numancia se acercaba con más peligro pese a tener menos el balón. Era, sobre todo, más veloz cuando tenía el balón. Pero el cuadro grana era fuerte y constante. A diferencia con la Copa, éste Real Murcia no mandaba en el marcador en Los Pajaritos y notaba más respeto de su rival. Hasta que apareció Natalio que con una genialidad adelantaba a los de Campos.
El delantero valenciano marcaba de tacón tras un rechace y firmaba su segundo gol como grana. El Real Murcia era el mismo de siempre, riguroso e impermeable atrás y rocoso en el centro del campo. Lo único diferente es que la primera ocasión entró y permitió a los de Campos jugar más relajado. De hecho, Natalio tuvo un par de ocasiones más para poner más tierra de por medio pero no atinó. El Real Murcia fue mejor que el Numancia en la primera parte y sólo le faltó mala leche para tumbar definitivamente a su rival.
Fútbol alocado
Los primeros diez minutos de pájara de los de Campos en la segunda parte les costó el empate. En una jugada en la que Iñaki Bea se quedó clavado y no ejecutó el fuera de juego, Del Pino, con la ayuda del ex murcianista Íñigo, la metió dentro de la portería de Elía. Tras esos diez minutos oscuros, el Real Murcia se fue para arriba y volvió a crear ocasiones claras. La mejor, la de Natalio en el minuto 12 de la segunda mitad tras gran pase de Capdevila, muy entonado ayer. El valenciano la tiro fuera en un mano a mano con el portero.
El partido se volvió loco: a una buena jugada de Albiol que acabó en un claro penalti por mano de Jaio (similar a la que le costó el penalti al Murcia ante el Huesca) , le sucedió en un contragolpe que abortó Pereyra tras disparo de Del Pino que acabó con saque de esquina a favor del Real Murcia. Esta dinámica de intercambio de golpes no premia al que más lo merece, sino al que más pegada posee. De hecho, Iñigo tuvo un remate de cabeza en el minuto 70 que le pudo costar caro a los de Campos. Tras algunos minutos de fútbol alocado, volvió el fútbol control y ambos equipos se conformaron con el punto. El Numancia, porque reconocía que su rival era mejor, y los grana, por el miedo a perder y no sumar ni siquiera un punto que le mantenga vivo.
CARTAGENA 2 CASTELLÓN 1
FRANCISCO J. MOYA.- / La Verdad
U n sueño que no cesa. Una fiesta que no acaba. Barra libre de buen fútbol y descaro. Este Cartagena no conoce sus límites. Y eso es mucho mejor aún, que ya es decir, que lo que ha ya conseguido, diez de doce puntos. El club ha entrado por la puerta grande en el fútbol profesional y el próximo domingo visitará como líder de la división de plata uno de los campos más grandes del país de la piel de toro, el Ruiz de Lopera, el viejo Benito Villamarín.
Ayer, sufrió un poco para cerrar una buena victoria ante un Castellón que fue de menos a más y que terminó poniendo en aprietos a Rubén, quien en la primera parte fue un mero espectador. Desde luego, por juego y actitud, los locales merecieron quedarse con tres puntos que le hacen afianzarse en el liderato. ¡Vaya pasada!
El Cartagena salió enchufadísimo, empujado por una afición que crece cada semana (poco en número y mucho en ánimo), y no tuvo el más mínimo problema en hacer el primer gol. Una falta lateral botada por Víctor, que a sus 35 años va camino de convertirse en el mejor asistente de la categoría, fue peinada por Pascal Cygan (minuto 4). En medio de la locura colectiva, llegó la confusión, ya que Mariscal Sánchez señaló una falta dudosa muy cerca de la frontal del área de Rubén.
La lanzó fatal un desacertado Gari Uranga, ex de la Real Sociedad, pero con la mala suerte de que el balón se quedó botando en el punto de penalti y el central Dani Pendín, el mejor del Castellón, haciendo gala de un oportunismo y una clarividencia que para sí quisieran el 99% de los arietes de la Liga, hizo el empate con una gran chilena (minuto 6).
De la montaña rusa en la que ambos equipos convirtieron los diez primeros minutos, salió reforzado el cuadro de Juan Ignacio, mientras que los de Amaral abandonaron muy tocados ese inicio de locura. Y es que una fantástica combinación entre Víctor y De Lucas por la derecha, acabó con otro balón suelto y botando en el punto de penalti (ésta vez en el área visitante). Ander Lafuente, desequilibrante y fino en un partido en el que demostró por qué Juan Ignacio tiene una confianza ciega en él, recogió la pelota y fusiló a un impotente Carlos Sánchez (minuto 9).
A la histeria de un inicio que se asemejó a un choque de fútbol sala le sucedió una fase en la que el Efesé dominó por completo, pero en la que no pasó casi nada.
El Castellón, aturdido por el atrevimiento y la verticalidad del juego albinegro, sacó la bandera blanca. A los locales le pareció bien una tregua, aunque siguieron triangulando y tocando la pelota con un desparpajo que enamora, siempre comandados por un elegante y efectivo Longás. Toché y De Lucas tuvieron la posibilidad de hacer el 3-1, mientras que el Castellón sólo creó peligro en un par de centros con peligro desde la derecha de Uranga y Xisco Campos.
Claro color local
Tras el intermedio, el Castellón siguió sufriendo en defensa, especialmente por su flanco derecho, en el que un lamentable Xisco Campos era desbordado una y otra vez por un Lafuente que firmó su mejor actuación desde que regresó al FC Cartagena. Pero una cosa había cambiado. Lo que antes del descanso era un páramo (el ataque visitante) se convirtió en un peligro, especialmente por la brega de Leo Ulloa, quien desperdició la mejor ocasión del segundo acto. Fue en un contragolpe en el que Jonathan Valle, tan rápido como impreciso, le dejó solo delante de Rubén.
También tuvo el Efesé sus oportunidades para dejar sentenciado un partido en el que fue mejor que su rival. Toché, exhausto, dejó su puesto a Tato, quien tuvo un par de ocasiones inmejorables para hacer el tercero y saciar su hambre de gol. No lo logró y, tras pitar el final del encuentro Mariscal Sánchez, se fue del campo antes que nadie, disgustado, mientras sus compañeros se abrazaban y aplaudían al público. ¡Una grandísima noticia fue ver toda la grada de lateral rambla botando!
Pero, volviendo a Tato: por encima de su fútbol, la grandeza de Tato reside en su inconformismo. Quiere ayudar con trabajo y goles. Si falla en algo, se castiga. Por eso, será lo que él quiera ser. Si sigue así, volverá a jugar en Primera. Que nadie lo dude.
Lo último: para la moviola queda un tanto anulado a Ulloa, de cabeza, tras centro de Páez, en el minuto 73. Hay que verlo, aunque el triunfo local fue justo.
Tercera victoria de un notable Cartagena que afianza su liderato y estira su gran inicio de Liga Un resucitado Ander Lafuente y un exquisito Longás guían a los de Juan Ignacio
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