FRANCISCO J. MOYA fjmoya@laverdad.es.-
El FC Cartagena desperdició ayer en Tarragona una maravillosa oportunidad para acercarse a la Real Sociedad, que falló en casa con el Albacete (0-0), y demostrar a sus rivales en la lucha por ascender a Primera División que soporta perfectamente la presión de estar en la cúspide rodeado de clubes históricos. El Efesé se vino de vacío de Tarragona por dos motivos. Primero, porque renunció a su estilo de toque y manejo del balón durante toda la tarde, concediendo demasiada ventaja a un Nástic que es mucho mejor equipo que Las Palmas y el Real Murcia, las dos últimas víctimas del cuadro cartagenero.
Y segundo, porque tropezó con el nefasto arbitraje del asturiano Piñeiro Crespo, quien se inventó la falta que dio origen al empate a uno, sólo dos minutos después de que Lafuente hubiera adelantado al conjunto de Juan Ignacio, y dejó sin señalar un claro penalti de Mingo a Víctor.
El segundo factor es imposible de manejar. Unas semanas, los árbitros te dan. Otras, te quitan. Le pasa a todos los equipos del mundo en todas las competiciones del planeta. Y en todas las categorías. Es cierto que al Cartagena le están perjudicando mucho últimamente. Pero, al final, las cuentas salen casi siempre.
Sin embargo, el primer factor sí se puede controlar. Y se debe, ya que si juegas bien, si manejas los partidos, lo normal es que todo salga bien. En el peor de los casos, si el arbitro se equivoca en tu contra, te quedas con un empate. Pero el principal problema que tuvo ayer el FC Cartagena es que renunció a su estilo durante todo el partido, firmando una primera parte flojísima, en la que regaló la pelota al Nástic de una manera descarada. Al menos, en la segunda mitad, los albinegros fueron eficaces, aunque les sirvió de muy poco. Para entonces, el problema ya era otro: Piñeiro Crespo, un árbitro muy casero que demostró ayer la fama que le precede. El colegiado asturiano ha pitado 14 partidos este año. Y, en ellos, sólo ha habido una victoria visitante.
Tras la experiencia de hace quince días en Las Palmas, donde el Efesé ganó jugando bastante mal, Juan Ignacio quiso repetir el guión. Sólo le importó mantener su portería a cero durante la primera hora del partido. Y aunque logró ese objetivo, no sirvió de nada. Porque para conseguirlo, el Efesé tiró 60 minutos. Una concesión enorme. Por eso, el técnico del Cartagena falló con estrépito. Sobre todo, porque el Nástic es bastante mejor equipo que Las Palmas.
Roberto, un ariete que no jugaba de titular desde hacía mucho tiempo, fue una pesadilla para la zaga albinegra durante la primera parte. Afortunadamente, el ariete del Nástic tiene muy poco gol. Y por eso llegó vivo el Efesé al descanso. También colaboró en la tarea el meta Rubén, quien hizo un par de paradas eminentes. Sobre todo, una tras un remate de cabeza de Morán en uno de los casi veinte saques de esquina que botó el cuadro local en el choque.
Toché no acierta
El Nástic estaba jugando muy bien al fútbol, algo que no se veía en el Nou Estadi desde hacía varias temporadas, practicando un juego intenso y con constantes combinaciones. Sólo la falta de gol que padece el equipo entrenador por Luis César Sampedro, que no ganaba en casa desde el 23 de enero -precisamente a Las Palmas- fue la causante de que el marcador no se moviera antes del asueto. Del FC Cartagena no hubo noticias hasta el minuto treinta y cinco, cuando Víctor hizo una buena maniobra en la frontal del área y envió la pelota por encima del larguero tras disparar con la pierna izquierda.
Curiosamente, pese a que los locales eran muy superiores a los visitantes, la mejor oportunidad del primer acto la tuvo Toché, quien remató a bocajarro dos veces dentro del área pequeña en una jugada embarullada, con Rubén (el meta del Nástic) casi batido. Al poco de comenzar el segundo tiempo, un gran pase de Falcón permitió que Toché se plantara solo ante Rubén Pérez, pero su definición fue muy pobre y el portero local atajó con seguridad.
Después del intermedio, Mariano Sánchez empezó a dar aire a los dos centrales, superados todo el partido por Morán y Roberto, y la cosa mejoró para el Efesé. Tanto que el cuadro blanquinegro recuperó su imagen de todo el año, con el meta Rubén sacando el balón jugado desde atrás, con la ayuda de los centrales. Y así llegó el 0-1. Una larga combinación desde la defensa dejó a De Lucas muy suelto por la derecha. Su centro no lo remató Toché, pero sí Lafuente, que no perdonó. Estaba solo en el segundo palo.
Pero el Cartagena no disfrutó de esa alegría. Un minuto después del 0-1, el árbitro se inventó una falta cerca del área y Alejandro Campano no perdonó. El ex jugador del Mallorca, que ya marcó un golazo en el Cartagonova en la primera vuelta, demostró que es el mejor especialista de la categoría. Tres minutos después, el propio Campano hizo el segundo, en un libre directo muy similar al del primer tanto. En el 2-1, el capitán del Nástic contó con la colaboración de la barrera visitante.
El Efesé se fue del partido después de que Piñeiro Crespo no pitara un claro penalti sobre Víctor y Rubén Navarro, otro que no se acordaba de la última vez que marcaba un gol, hizo el 3-1, tras dar el balón en Etxeita. El golazo de Expósito hizo pensar en un milagro en forma de empate que pudo llegar tras un fallo de Rubén Pérez, que Etxeita casi convierte en el 3-3. Mairata sacó el balón bajo palos. Toca recuperar el estilo. Y con él, llegarán los triunfos. Y el ascenso.
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